Del 1400 al 900 a.n.e, la cultura Tlatilco habitó un amplio territorio de la región mesoamericana llamada Centro de México o Altiplano Central. Sus asentamientos se localizan en los sectores poniente y sur del sistema lacustre de Texcoco, Xochimilco y Chalco. Entre otros, los sitios Azcapotzalco, Tepelpan, Papalotla, Coatepec, Ticoman, El Arbolillo, Tlatilco, Tlapacoya y Zohapilco se localizan en la actual demarcación del Estado de México y en Morelos están Gualupita, Atlihuayán, Chalcatzingo, San Pablo Hidalgo y Nexpa. Entre sus vestigios, destaca el arte escultórico cerámico modelado, del que podemos apreciar este ejemplar del tipo D3.
Las tipologías y los análisis estilísticos permiten identificar, clasificar y explicar atributos y sistemas de formas en el arte; son estrategias de estudio que examinan las obras de manera integral, tanto en lo visible o aparente, como en las materialidades, técnicas e incluso huellas de uso o deterioro. En la década de 1930 George C. Vaillant publicó en cuatro libros sobre sus excavaciones en Ticoman, Zacatenco, El Arbolillo y Gualupita, sólidos fundamentos en la definición de características de repertorios escultóricos cerámicos compuestos de múltiples variaciones internas, creados por sociedades mesoamericanas asentadas en la cuenca lacustre del Altiplano Central de México, antes de la teotihuacana, como es el caso de la cultura Tlatilco. Entre las aportaciones que le siguieron destaca Jean Pierre Laporte, cuyo trabajo de 1971 afinó la tipología propuesta por Vaillant, basada en letras del abecedario seguidas de números arábigos.
El tipo D3 se distingue por tratarse de volúmenes huecos, con la superficie cubierta de engobe rojo pulido; el uso del pastillaje es reducido; el tocado tiene forma de una especie de casco, los ojos son ovalados con punción central, la nariz es triangular y sin fosas, el torso cilíndrico, no hay manos ni pies o están insinuados, los senos son pequeños sin pezones y el ombligo es calado.
Además de representar un rasgo anatómico, el ombligo y otras perforaciones en las figuras evitan que durante la cocción las piezas huecas de barro se revienten o deformen. La pieza en la que nos detenemos resalta la apariencia singular de la imagen femenina en posición de pie; en este sentido tiene un número mayor de perforaciones al común de las obras D3: además del ombligo, en la cabeza hay una frontal y dos en la parte posterior, y una en ambos costados, al nivel de los senos.
Acerca de este arte escultórico tlatilquense, en el que predomina la representación de mujeres, los trabajos arqueológicos llevados a cabo particularmente en la aldea de Tlatilco, determinan su multifuncionalidad, en tanto que obras completas o fragmentos se han registrado en contextos de superficie y como ofrenda e inhumaciones. De modo simultáneo a las funciones diversas que cumplieron tales imágenes, se conjetura su enorme importancia para los portadores de la cultura Tlatilco.
En la vía del carácter polisémico que tuvieron, parece oportuno suponer que el protagonismo del ombligo en la composición pudiera explicarse en términos ideológicos mesoamericanos.
En su libro clásico Cuerpo humano e ideología: las concepciones de los antiguos nahuas, Alfredo López Austin es uno de los autores que análoga el ombligo, como parte central del cuerpo, con el centro del nivel terrestre del cosmos. Este estrato es conceptualizado por los mesoamericanos en términos verbales y en imágenes como un quincunce, es decir, un diseño con un punto central en relación con otros cuatro equidistantes, los cuales simbolizan los solsticios o los límites extremos del recorrido anual de sol. Este recorrido aparente puede ser captado desde un lugar fijo, el mencionado centro.
La región umbilical, dice López Austin, se asocia con el fuego, el cual es central y primigenio en la constitución del cosmos; se afilia igualmente con el eje cósmico que conectaba el nivel terrestre con el superior celeste y el inframundo acuático.
Del 1400 al 900 a.n.e, la cultura Tlatilco habitó un amplio territorio de la región mesoamericana llamada Centro de México o Altiplano Central. Sus asentamientos se localizan en los sectores poniente y sur del sistema lacustre de Texcoco, Xochimilco y Chalco. Entre otros, los sitios Azcapotzalco, Tepelpan, Papalotla, Coatepec, Ticoman, El Arbolillo, Tlatilco, Tlapacoya y Zohapilco se localizan en la actual demarcación del Estado de México y en Morelos están Gualupita, Atlihuayán, Chalcatzingo, San Pablo Hidalgo y Nexpa. Entre sus vestigios, destaca el arte escultórico cerámico modelado, del que podemos apreciar este ejemplar del tipo D3.