El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Cajete con engobe gris | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
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Cajete con engobe gris

Región Sur de Puebla
Período Clásico tardío
Año 650-900 d.C.
Período 9 Clásico tardío
Año 650-900 d.C.
Técnica

Cerámica modelada con engobe

Ubicación Bóveda Prehispánico
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 180
Investigador

La producción alfarera en el sur de Puebla, ostenta un antecedente de manufactura tan temprano como las primeras evidencias de sedentarismo en lo que hoy reconocemos como Mesoamérica. Fue en el valle de Tehuacán, como en los llanos de Tepexi, donde se advierten las dos líneas cerámicas más importantes del área.

En la primera, las lozas de tonos café/bayo y gris fueron las predilectas por la población desde el Preclásico Medio (1200-400 a.C.), con una continuidad aproximada de dos mil años. En la segunda se fortalece el consumo de arcillas anaranjadas hacia el Preclásico Tardío (400 a.C.-200 d.C.), pero con un mayor énfasis para el Clásico (200-900 d.C.).

Estudios recientes confirman que al valle de Tehuacán se incorporaron las pastas anaranjadas durante los primeros siglos del Clásico Temprano (200-650 d.C.), visible en sitios como Zapotitlán y los Reyes Metzontla, este último poblado, reconocido hasta nuestros días por la elaboración de finas cerámicas bruñidas.

Dicha interacción tuvo como resultado que hacia el Clásico, el sur de Puebla conformara una tradición cerámica constituida de tres tonalidades (café/bayo, gris y anaranjado), las cuales mayormente monocromas, priorizan el pulido como acabado de superficie.

Esta pieza nos deja entrever las relaciones culturales de la región meridional de Puebla, a través de sus arcillas diagnósticas. Se trata de un cajete de base plana y fondo circular, con paredes recto-divergentes y borde plano. El color de la pasta es anaranjado, pero presenta un significativo engobe de color bayo que fue aplicado con desgrasantes de gran tamaño, perceptibles tanto al interior, como al exterior de la obra.

La vasija se elaboró mediante la técnica de modelado. El poco detalle que se le presta al acabado de la forma, evidente en las ondulaciones del borde, sugieren que se trata de una pieza de manufactura rápida, es decir, que su fin muy posiblemente se vinculó a contextos domésticos.

El tratamiento de superficie muestra un pulimiento poco homogéneo y logrado de mejor manera al interior, ya que la gruesa capa de engobe que reviste el exterior, muy seguramente dificultó el trabajo final. Asimismo, se advierte una franja de tonalidad gris en ciertas zonas de la vasija, evidencia de su proceso de cocción en horno abierto, situación que complicó el control de la temperatura, las llamaradas y el humo surgido de la cocción.

Resulta interesante observar como una pasta anaranjada, se intentó recubrir con un engobe de color bayo. Investigaciones futuras nos permitirán situar la motivación de manufactura de la pieza, es decir, si es una “imitación” realizada en los llanos de Tepexi para semejar las lozas de Tehuacán; que el valle haya incorporado la producción de sus vecinos, pero revistiéndola con sus propias arcillas; o bien, que sea el resultado evidente de la interacción cultural de ambas zonas del sur de Puebla. 

La producción alfarera en el sur de Puebla, ostenta un antecedente de manufactura tan temprano como las primeras evidencias de sedentarismo en lo que hoy reconocemos como Mesoamérica. Fue en el valle de Tehuacán, como en los llanos de Tepexi, donde se advierten las dos líneas cerámicas más importantes del área.

Obras de la sala

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