Esta obra nos da la pauta para hablar del notable carácter singular de cada imagen humana, así como de las convenciones y posibles ideas sobre el cuerpo en el arte tlatilquense. Los portadores de la cultura Tlatilco habitaron territorios al poniente y sur de la gran cuenca lacustre central de México durante la fase media del periodo Preclásico de la historia de Mesoamérica.
La obra ha sido restaurada, se pegó la cabeza, acaso alargando el cuello, y se completaron las manos y un pie. Tiene algunos atributos del tipo o estilo escultórico cerámico D2, como la cintura menos estrecha –en comparación con el famoso estilo D1-, los senos sin pezones y las piernas tubulares con los pies insinuados; el engobe rojo que presentan las inscribe en una variante reconocida del tipo D2.
Principalmente se trata de mujeres esbeltas o con cierta robustez, desnudas o con faldas o paños que cubren sus genitales, y en las que la cabellera y los tocados son delicadamente figurados. La mujer parece joven, firmemente erguida en sus fuertes piernas, con los brazos separados del torso y adornada con orejeras discoidales. En su manufactura, destaca el cuidado en el cabello corto peinado con división a la mitad, así como la mandíbula pronunciada. Las cejas se ven como un fino resalte lineal que atraviesa toda la frente y enmarca la mirada y los otros órganos sensibles y de comunicación del rostro, el cual expresa vitalidad junto con la tridimensional anatomía y posición corpórea de las imágenes.
También resalta en la figuración del ombligo calado. Acerca de la zona umbilical, autores como Alfredo López Austin han destacado que es la parte central del cuerpo, análoga al centro del nivel terrestre, de acuerdo con la cosmovisión de las sociedades mesoamericanas.
Este centro lleva implícito un modo de vida sedentario y la idea de que el Sol delimita, ordena y geometriza el horizonte terrenal. Ello se debe a que desde un lugar fijo en el territorio, que constituye el centro, puede captarse el tránsito anual aparente del Sol, cuyos solsticios de invierno y verano dan lugar a otros cuatros puntos -para cada caso la salida y puesta del Sol en esas fechas- colocados de modo equidistante al central en una superficie cuadrada o circular. Este diseño, llamado quincunce, representa un concepto sobre el espacio terrestre. En tal orden de ideas, si el ombligo es el centro, las extremidades, brazos y piernas del cuerpo humano, remiten a esos otros cuatro puntos que configuran el estrato medio del cosmos.