En obras similares a esta George C. Vaillant notó la apariencia de rana. Los trabajos de este arqueólogo estadounidense se inscriben en la etapa pionera de los estudios sobre la que se ha identificado como cultura Tlatilco. En una publicación de 1930, dedicada a los resultados de las excavaciones que dos años antes llevó a cabo en un cerro de Zacatenco, situado en la orilla oeste del antiguo lago de Texcoco, planteó, entre otras aportaciones, una tipología de la escultura cerámica modelada creada por las sociedades asentadas en esa región antes de la existencia de Teotihuacan. Siguiendo un modelo previo de Clarence L. Hay, quien patrocinó esas excavaciones y colaboró en dicha publicación, Vaillant basó los nombres de los tipos escultóricos en letras del alfabeto latino. Entre ellos está el tipo “K”, al cual corresponde la pieza zoomorfa a la que dirigimos nuestra atención. En otro libro de 1934, en coautoría con Suzannah B. Vaillant, registró la abundacia de estatuillas del tipo K en Morelos.
Zacatenco, Ticomán, Xalostoc, El Arbolillo, Azcapotzalco, Tlatilco y Tlapacoya-Zohapilco, en el actual Estado de México, así como los sitios de Gualupita, Chalcatzingo, Cacahuamilpa, San Pablo Hidalgo y Nexpa en Morelos, fomaron parte del mundo tlaltilquense, cuyo apogeo se ubica del 1400 al 900 antes de nuestra era.
En contribuciones posteriores a la tipología de Vaillant, Jean Pierre Laporte Molina distinguió en su tesis de 1971 tres variantes en el tipo K, de modo que esta obra de la colección custodiada por el Museo Amparo, corresponde a la modalidad K1.
Su estructura es sólida; la cabeza plana, redondeada y grande, en relación con la altura total de la figura; tiene enormes ojos ovalados con reborde, nariz triangular corta, boca ovalada como si estuviera abierta, orejas insinuadas; manos y piernas con la indicación de los dedos de manos y pies mediante ranuras largas y anchas. Con pigmento blanco se destacarón aún más los ojos, con las pupilas en negro; también conserva restos de color rojo que acaso sea hematita.
Otros ejemplares del tipo K representan humanos de pie o sedentes, si bien, con el rostro muy parecido al de la imagen que nos ocupa, de tal modo, y en atención al repertorio artístico general de la cultura Tlatilco, considero que se trata de una figura humana modelada de manera sintética en posición sentada con las rodillas elevadas y las manos entrecruzadas adelante de ellas.
El pequeño volumen compacto tiene una perforación circular en la parte superior de la cabeza, por lo que se intuye que funcionó como un colgante. Ello es un rasgo peculiar en la escultura figurativa de Tlatilco, al parecer restringido a algunas piezas del estilo K.
La distribución diferenciada, en tiempo y espacio, de las diversas modalidades estilísticas del arte cerámico de la cultura Tlatilco, en la forma de recipientes y esculturas, testimonia variaciones en la escala global de esta importante y extensa sociedad del Altiplano Central de México.
Por lo que toca al sitio de Tlatilco, las investigaciones arqueológicas identifican que las esculturas del tipo K, completas o fragmentadas, son abundantes en los contextos al nivel de superficie; pocas se localizaron en los ajuares de los individuos inhumados. Uno de estos casos es el interesante entierro 86 de la cuarta temporada de excavaciones –de 1962 a 1969-; de acuerdo con Roberto García Moll, Daniel Juárez, Carmen Pijoan, María Elena Salas y Marcela Salas, se trata de un recién nacido de unos 9 meses de edad, cuya cabeza había sido modelada en forma tabular erecta; como patologías se identificó un engrosamiento de los parietales y anemia. La colocación del cadaver fue individual, directa y primaria; su ofrenda numerosa y variada constaba de vasijas y catorce pequeñas estatuillas humanas –mayormente femeninas- en posición erguida, entre las cuales cinco son del tipo K; el resto son de los tipos D2, D4. Su asociación en esta sepultura permite inferir la contemporaneidad de las modalidades estilísticas y que su disposición integraba subconjuntos escultóricos que acaso representaban escenas o la diversa composición de la sociedad, puesto que las estatuillas formaban tres subgrupos; en uno se concentraban las cinco figuras del tipo K.
En obras similares a esta George C. Vaillant notó la apariencia de rana. Los trabajos de este arqueólogo estadounidense se inscriben en la etapa pionera de los estudios sobre la que se ha identificado como cultura Tlatilco. En una publicación de 1930, dedicada a los resultados de las excavaciones que dos años antes llevó a cabo en un cerro de Zacatenco, situado en la orilla oeste del antiguo lago de Texcoco, planteó, entre otras aportaciones, una tipología de la escultura cerámica modelada creada por las sociedades asentadas en esa región antes de la existencia de Teotihuacan. Siguiendo un modelo previo de Clarence L. Hay, quien patrocinó esas excavaciones y colaboró en dicha publicación, Vaillant basó los nombres de los tipos escultóricos en letras del alfabeto latino. Entre ellos está el tipo “K”, al cual corresponde la pieza zoomorfa a la que dirigimos nuestra atención. En otro libro de 1934, en coautoría con Suzannah B. Vaillant, registró la abundacia de estatuillas del tipo K en Morelos.