El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Cabeza separada de una representación completa de la figura humana | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
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Cabeza separada de una representación completa de la figura humana

Cultura Olmeca
Período Preclásico medio
Año 1000-500 a.C.
Período 9 Preclásico medio
Año 1000-500 a.C.
Técnica

Barro modelado con engobes superpuestos y pulidos con efecto de laca

Medidas 3.8   x 2.3  x 3.2  cm
Ubicación Bóveda Prehispánico
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 146
Investigador

Vale la pena comenzar con una precisión que hemos hecho en algunas otras fichas de estudio de la colección del Museo Amparo: reconocer una figura, un diseño o un conjunto de símbolos como olmecas no equivale de ningún modo situarlos en la costa del Golfo de México. El fenómeno olmeca se presentó en varias regiones; todas ellas compartían algunos rasgos, y a su vez desarrollaron peculiaridades.

Las figuras antropomorfas de barro corresponden con la vertiente naturalista de la plástica olmeca, la misma a la que pertenecen los retratos en los altares de piedra y las grandes cabezas; una vertiente opuesta aunque contemporánea a los diseños más abstractos, que predominan en las vasijas y, por ejemplo, en las hachas de piedra. Estas figuras humanas suelen ser huecas, al menos en el tronco y las piernas, a veces en los brazos, pero macizas en la cabeza, salvo las más grandes. La cabeza que aquí comentamos es maciza, pero es probable que el cuerpo del cual se desprendió fuera hueco. Aún puede apreciarse que la cabeza miraba ligeramente hacia arriba, por el ángulo que forma la mandíbula con el cuello.

El naturalismo de estas figuras, incluso a pesar de lo esquemático de algunos detalles, se ve acentuado por un sistema de engobes superpuestos, que puede verse como un logro técnico importante de la plástica del Preclásico. Sobre un primer engobe rojo se colocaba otro blanco o bayo: el pulido posterior ocasionaba cierta interacción de ambas capas y daba lugar a una suerte de color carne en algunas piezas y en algunas partes de la pieza. Estamos lejos de identificar con claridad los sub-estilos de este tipo de figuras; conocemos algunas procedentes del Golfo, otras de la cuenca del Balsas (tanto del Atoyac como del Balsas medio) y también del valle de México. La pieza que aquí comentamos tiene una semejanza significativa con algunos ejemplares de Tlatilco, en el valle de México: especial por el corte anguloso de la nariz, que viene a formar un prisma triangular; también por la delgada incisión con la que se forman los ojos, dando la sensación de que estuvieran, apenas, entreabiertos. Puede compararse, por ejemplo, con la mujer con turbante de la colección de John A. Stokes, Nyack, Nueva York.

Lo más probable es que estas figuras se vinculen con la muy extendida tradición mesoamericana de representar a los difuntos, a sus deudos y servidores, para enterrarlos junto a sus restos mortales y diversas ofrendas. Por comparación con otras piezas, es casi seguro que el cuerpo al que perteneció esta pequeña cabeza estuviera sentado con las piernas cruzadas.

Vale la pena comenzar con una precisión que hemos hecho en algunas otras fichas de estudio de la colección del Museo Amparo: reconocer una figura, un diseño o un conjunto de símbolos como olmecas no equivale de ningún modo situarlos en la costa del Golfo de México. El fenómeno olmeca se presentó en varias regiones; todas ellas compartían algunos rasgos, y a su vez desarrollaron peculiaridades.

Obras de la sala

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