El cabello y los tocados desempeñaban un papel crucial en la sociedad prehispánica, ya que reflejaban la posición y el estatus de cada individuo. Los distintos tipos de tocados estaban reservados para los guerreros más valientes, los gobernantes e incluso para las deidades y sus representaciones. Además, entre los mexicas, el corte de cabello era indicativo de la pertenencia a un grupo específico. Por ejemplo, los guerreros cuachicqueh se caracterizaban por afeitar sus cabezas, dejando solo una larga trenza sobre la oreja izquierda. Para ingresar a este grupo, se requería capturar al menos seis cautivos y haber logrado numerosas hazañas. Por otro lado, el distintivo peinado axtlacuilli utilizado por las mujeres, que consistía en dos coletas que se levantaban en la parte superior de la cabeza, era exclusivo de las mujeres casadas, mientras que las demás debían llevar el cabello largo y suelto. Estos detalles demuestran la importancia de los peinados y tocados como símbolos de identidad y jerarquía social en las antiguas culturas mesoamericanas.
Si bien la información específica sobre las representaciones de peinados y tocados en culturas preclásicas es limitada, los indicios y conocimientos que tenemos de culturas posteriores, como los mexicas, pueden brindarnos una base para comprender y analizar posibles similitudes y diferencias en las prácticas culturales
Estas piezas son un conjunto de dos cabecillas de figuras femeninas pertenecientes al periodo del Preclásico Medio. Estas figurillas se caracterizan por su solidez y la meticulosa atención prestada a la creación de sus rasgos faciales. Para lograr esto, se utilizaron técnicas de incisión y la integración de tiras de barro mediante el proceso de pastillaje.
La primera pieza de este conjunto exhibe una forma frontal ovalada y un perfil delgado. Los rasgos faciales, como los ojos y la boca, son creados mediante incisiones ovaladas con ligeras curvaturas en sus extremos. La nariz es pequeña y cuenta con dos perforaciones en su base, simulando fosas nasales. Además, sobre los ojos se aprecia un pequeño borde que representa las cejas, mientras que a los lados de la cabeza se encuentran dos medios círculos que representan las orejas.
En la parte superior de la cabeza, la pieza presenta una tira oblonga que se curva hacia arriba y hacia abajo. Además, se observa una forma de media esfera que cubre toda la parte superior de la cabeza, con líneas incisas verticales que simulan el cabello. En la parte posterior, se aprecia la representación de una coleta mediante una tira con líneas incisas inclinadas. En la nuca, la superficie está decorada con largas líneas verticales que simulan el cabello y se extienden hasta los lados del cuello.
La segunda pieza presenta un rostro de forma circular con una deformación craneana anular o circular. Los ojos y la boca se crean mediante una incisión rodeada por una pequeña tira de barro que se integra al pastillaje. En el caso de los ojos, se añade una pequeña perforación en el centro para simular el iris. La nariz es triangular y se une por encima de los ojos mediante una tira horizontal colocada al pastillaje, que también simula los ojos. A cada lado de la cabeza se encuentran dos círculos con un orificio en el centro, que representan las orejeras. En la frente, se observa una pequeña banda que marca el inicio del cabello. El cabello está representado con pequeñas líneas incisas, presentes tanto en la parte superior de la cabeza como en toda la sección posterior.
El cabello desempeña un papel fundamental en estas figuras, ya que a través del peinado se puede inferir la pertenencia a un grupo o comunidad, a pesar de la ausencia de adornos elaborados en la cabeza. Sin embargo, debido a la limitación de los datos disponibles, no podemos determinar con certeza a qué grupo específico pertenecían las personas que ostentaban estos cortes de cabello.
El cabello y los tocados desempeñaban un papel crucial en la sociedad prehispánica, ya que reflejaban la posición y el estatus de cada individuo. Los distintos tipos de tocados estaban reservados para los guerreros más valientes, los gobernantes e incluso para las deidades y sus representaciones. Además, entre los mexicas, el corte de cabello era indicativo de la pertenencia a un grupo específico. Por ejemplo, los guerreros cuachicqueh se caracterizaban por afeitar sus cabezas, dejando solo una larga trenza sobre la oreja izquierda. Para ingresar a este grupo, se requería capturar al menos seis cautivos y haber logrado numerosas hazañas. Por otro lado, el distintivo peinado axtlacuilli utilizado por las mujeres, que consistía en dos coletas que se levantaban en la parte superior de la cabeza, era exclusivo de las mujeres casadas, mientras que las demás debían llevar el cabello largo y suelto. Estos detalles demuestran la importancia de los peinados y tocados como símbolos de identidad y jerarquía social en las antiguas culturas mesoamericanas.