La pérdida de elementos es uno de los principales problemas para el estudio de la cerámica y la escultura mesoamericana, esto puede deberse a fracturas, daño material o el simple desgaste ocasionado por el paso del tiempo.
La pieza 1648 es una cabeza mexica de barro elaborada durante el periodo Posclásico tardío (1200 - 1521 d.C.). Es evidente que la figura sufrió una fractura a la altura del cuello, lo que indica que, posiblemente, formaba parte de una estatua. En este caso, el daño parece ser intencional.
Los mexicas consideraban que las cerámicas de sus deidades realmente contenían la esencia divina de estas, es por lo que acostumbraban la decapitación ritual de sus estatuas, acto que implicaba la muerte sacrificial del dios representado. Es posible que la pieza 1648 haya sido objeto de esta práctica religiosa.
La figura muestra un rostro con expresión de gozo; los ojos son rasgados y fueron realizados por medio de la técnica de incisión; alrededor de estos se creó un efecto de modelado que simula el contorno ocular. Estas características aportan realismo a la pieza y son señal de que el alfarero buscó una representación naturalista.
La nariz, al parecer, guardó simetría con el resto de los rasgos faciales, sin embargo, una parte de esta se fracturó e imposibilita apreciar la forma original. La boca fue realizada por medio de una incisión que separa un par de labios gruesos. El personaje porta grandes orejeras circulares. Si el rostro se mira de frente este da la impresión de ser inexpresivo, no obstante, si se cambia el ángulo de observación los rasgos faciales adquieren un gesto de muerte producido por los ojos cerrados y la boca abierta, elementos iconográficos con los que solía representarse a los difuntos.
El tocado es el elemento más elaborado de esta cabeza de barro: está compuesto por una cinta que rodea la frente, decorada con líneas verticales simétricas y está rematada con una segunda cinta lisa. Asimismo, el atavío posee cuatro elementos circulares añadidos mediante la técnica de pastillaje; también se aprecian incisiones que simulan la caída natural del cabello.
El tocado combina diferentes elementos decorativos y varias técnicas de alfarería, además, este elemento aporta gran calidad estética a la figura. La maestría con que fueron elaborados los detalles y el gesto mortuorio del rostro, son indicios de que la pieza se creó, desde un principio, con el propósito de ser sometida al sacrificio ritual.