El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Cajete de silueta compuesta azteca III | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
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Cajete de silueta compuesta azteca III

Cultura Mexica
Estilo Azteca III
Región Valle de México
Período Posclásico tardío
Período 9 Posclásico tardío
Año 1250-1521 d.C.
Técnica

Anaranjado monocromo. Barro modelado con engobe anaranjado.

Medidas 6.4   cm
Ubicación Bóveda Prehispánico
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 267
Investigador

Una de las características de la cerámica Azteca es el engobe anaranjado. La preferencia por este color es un tema todavía por estudiar, el cual, además, lo liga con la tradición cerámica tolteca. El color anaranjado lo encontramos en varias gamas: primero aparece con un color saturado, casi rojo, poco a poco se va matizando hasta terminar en una tonalidad amarilla. Asimismo, podemos ver que el engobe anaranjado se hace presente en todos los utensilios domésticos, lo vemos en los cómales, platos, cajetes, en ollas y tecomates. El hombre crea un mundo naranja.

            Entre estas piezas encontramos también formas características que presentan una silueta compuesta, como ocurre en la pieza 267.  Esta vasija se compone por una base recta que poco a poco se va separando de la superficie para dar origen a una base curvo-convergente. Hasta aquí, la forma parecería seguir los patrones de un cajete común (si se cerrara con un borde); de un tecomate (si continuaran cerrándose las paredes) o incluso de una olla (si se colocara una pieza similar encima para crear una forma globular), pero en esta pieza, en lugar de realizarse con las anteriores opciones, las paredes comienzan a cerrase hacia el interior, pero con una forma curvo-divergente. Al final se coloca un borde redondeado, donde están dos pequeñas desportilladuras y, hacia la parte interna, se repite la forma de las paredes para dar origen a un fondo ligeramente cóncavo.

            Esta pieza se encuentra completamente cubierta por un engobe anaranjado, el cual fue pulido delicadamente con un objeto que dejó en la superficie delgadas líneas horizontales y, a pesar de que ha perdido gran parte del engobe en algunas secciones, aún mantienen el color anaranjado intenso. Además de ello se pueden ver concreciones de tierra a lo largo del cuerpo, lo cual indica que la pieza estuvo enterrada durante muchos siglos.

            La función de estas piezas aún se discute. El buen estado en el cual se encuentran piezas con formas similares lleva a pensar que no tuvo una función importante en el ámbito doméstico, es decir, no fue una pieza que sirvió para contener alimentos o que sirvió en la preparación de ellos, ya que las piezas no muestran marcas significativas de uso. Aun así, el desgaste en el engobe muestra una constante manipulación, donde el sutil contacto con las manos fue deteriorando poco a poco la pieza. La función se nos escapa entre los dedos, posiblemente pudo tener un papel importante en los ritos o ceremonias, aunque también pudo servir en un ámbito residencial. Aunque con la falta de un contexto y análisis esto queda en una suposición.

Una de las características de la cerámica Azteca es el engobe anaranjado. La preferencia por este color es un tema todavía por estudiar, el cual, además, lo liga con la tradición cerámica tolteca. El color anaranjado lo encontramos en varias gamas: primero aparece con un color saturado, casi rojo, poco a poco se va matizando hasta terminar en una tonalidad amarilla. Asimismo, podemos ver que el engobe anaranjado se hace presente en todos los utensilios domésticos, lo vemos en los cómales, platos, cajetes, en ollas y tecomates. El hombre crea un mundo naranja.

Obras de la sala

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