Figuras compuestas, que forman parte de otro objeto, o que presentan varias partes de diversas piezas, son comunes en diversas zonas de la Costa del Golfo, pero no así en la Huasteca. El presente objeto tiene un hueco en la parte superior, que seguramente fue utilizado para insertar algo del tamaño del espacio.
Una posibilidad, en este caso, es que formó parte de un instrumento musical. Los materiales para hacer un instrumento incluyen barro, madera, y materiales vegetales como carrizo. Y es probable que haya habido piezas que utilizaran más de una a la vez.
Lo más común en la Huasteca, según los vestigios arqueológicos, son los silbatos, ocarinas, y flautas con presentación zoomorfas. Si se trata de un instrumento musical, esta figurilla representa un personaje divino específico y en la Huasteca los diversos cultos de las diosas eran fuertes.
No se ha realizado un estudio amplio sobre los instrumentos musicales de la Huasteca, pero no hay razón para creer que no son igualmente variados como en las áreas adyacentes donde hay muchos ejemplos. Los instrumentos con cuerpo femenino son comunes en áreas huastecas al final del Periodo Posclásico (1200-1520 d.C.), pero esta figura tan individualizada es de un periodo anterior (Clásico 300-900 d.C.).
La pieza que aquí nos ocupa corresponde a una figura femenina, moldeada y cubierta con engobe blanco o cremoso. Presenta brazaletes en los brazos superiores y posibles pulseras en los tobillos, aunque también puede tratarse de la parte superior de unas sandalias.
El rostro presenta ojos de incisión horizontal con pupilas cónicas de poca profundidad. La frente posiblemente refleja una deformación craneal de forma frontal-occipital. La nariz está extendida con fosas nasales pronunciadas. La boca se halla subida con tierra oscura todavía dentro de los labios.
El penacho o tocado tiene dos rosetas o flores de cinco pétalos. La decoración del pelo cubre las orejas pero en posición baja. Junto a la mejilla, están dos orejeras grandes compuestas, que tienen una especie de pendiente cada uno que parecen ser gruesas hojas de piedra ovoides. El cuello muy ancho presenta un collar en forma de discos irregulares de piedra.
Los senos no están muy marcados, su cintura es delgada y la cadera tiene un grueso protector, probablemente un rollo de algodón. Los brazos son – en gran parte – cónicos, sus manos están un poco curva. En tanto, el ombligo está marcado con una perforación cónica. La parte superior de las piernas parecen grandes y hasta exageradas.
La parte frontal de la figura no tiene el mismo grado de fineza de modelaje y algunas zonas posteriores parecen tener cicatrices de lo que posiblemente son pequeñas raíces.
Un aspecto importante en la forma de esta figurilla se encuentra en la parte superior y posterior de la cabeza. Presenta una profunda depresión en sus dimensiones constantes. Esto no es un accidente o un soporte estructural al tocado. Existe la posibilidad de que la figura sea parte de un instrumento musical compuesto, es decir, una parte de barro y lo demás de material vegetal como carrizo. No hay una cámara de sonido en la cabeza o en el cuerpo de la figura como ocurre en la Huasteca del Posclásico.
En cuanto a su fechamiento, probablemente date del periodo Clásico temprano (300-600 d.C.). Estilísticamente, pertenece al grupo de figuras denominadas “Pánuco B” en el Golfo Norte y el Centro Norte.