Figura femenina sentada con restos de pintura corporal rojiza. Una de las disposiciones más habituales de estas figuras es la representación sedente con las piernas muy abiertas, un tanto insinuantes. Las piernas, pese a su apertura, sólo se insinúan como muñones, esto junto con la cabeza modelada y desproporcionada con respecto al cuerpo y el iris inciso, son peculiaridades propias de este arte.
La parte trasera de la figura no está alisada ni modelada en detalle como ocurre en el frente, pero también presenta pintura corporal roja. En este caso, los brazos están más equilibrados que las piernas sobre las que se apoyan, que son cónicas, pequeñas y sin articulaciones, es evidente que interesaba resaltar otras partes del cuerpo. El artista quiso distinguir el tronco y la cabeza, que están equilibrados en las proporciones frente a las otras partes del cuerpo.
Los pechos son exageradamente pequeños, el talle es delgado y no se marca el pubis como ocurre en otras figurillas de la cultura Tlatilco, indicando que es un mujer joven que aún no ha pasado por ningún embarazo y parto. Las mujeres que ya han sido madres se representan con pechos más voluminosos.
En este sentido, hay que señalar que en el yacimiento de Tlatilco se ha excavado un número elevado de enterramientos, en los que se han hallado numerosas figuritas de barro, muchas de ellas representan mujeres desnudas que se han relacionado con la fertilidad y la feminidad.
De manera intencional el alfarero destacó el orificio que marca el ombligo del cuerpo, probablemente el espacio que permitió dejar hueca a la figura. Ese orificio encuentra equilibrio con la pupila perforada de los grandes ojos almendrados, además de los orificios circulares de las orejeras que lleva en los lóbulos, sumándose al equilibrio la composición la boca entreabierta de la figura. Son pequeños detalles artísticos que vuelven más estéticas a estas figuras.
La cabeza presenta modificación tabular erecta, como es habitual en esta tradición, aunque en menor número de casos también se practicó la modelación tabular oblicua. Estas cabezas suelen presentar adornos de cintas con colgantes que caen sobre la parte superior o frontal de la cabeza, pero en este caso un casquete, bien cabello o bien tocado, es el que diseña la cabeza elongada hacia arriba, recordando en gran manera a los tocados olmecas que cubren las monumentales cabezas colosales.
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