Conjunto de tres figuras femeninas sentadas y con aplicación de pintura corporal rojiza. La similitud entre las tres indica que proceden de un mismo taller y posiblemente fueron recuperadas en el mismo entierro.
Las tres figuras presentan las características físicas propias de la tradición artística de Tlatilco. Al estar sentadas, tanto las piernas como los brazos son cónicos, esquemáticos y pequeños, desproporcionados en tamaño con el resto del cuerpo. El artista quiso resaltar claramente el tronco y la cabeza que sí están equilibrados en sus proporciones.
Los pechos son pequeños y el talle delgado, pero resalta de forma evidente el orificio que marca ombligo del cuerpo, oquedad necesaria para la cocción de la pieza. El ombligo en estas figurillas está en relación con el centro del vientre y la fertilidad, como se ve en las mujeres embarazadas de esta tradición artística. Muchas de estas sociedades profesaron un culto a la tierra expresado a través de la mujer, como se aprecia en la gran variedad de figurillas femeninas en situaciones diversas relacionadas con la vida y la fertilidad; unas embarazadas, otras dando a luz, otras amamantando o sujetando a su pequeño en brazos.
Las tres figuras presentan cabezas con modificación circular tabular erectas, como es habitual en las tradiciones preclásicas, también en la olmeca, aunque en menor caso se practicó la modelación tabular oblicua. Las cabezas presentan adornos de cintas y algún colgante que cae sobre la parte superior de la frente, pero no suelen repetir diseños de cortes de cabello o de peinados.
En este conjunto, sin embargo, dos de las figuras son prácticamente idénticas, ambas están pintadas de rojo y llevan un adorno en cinta con forma trapezoidal en la parte trasera de la cabeza; las tres llevan adornadas las orejas con unas orejeras circulares que se embuten en los lóbulos dilatados.
La tercera figura, que no tiene el cuerpo en rojo, se distingue principalmente por el diseño del cabello, corto y rizado en pequeños mechones marcados mediante incisiones y con una cinta y adorno que cuelga sobre su cabeza. La mirada se marca mediante el orificio del iris, una forma de expresión que fija la mirada en el espectador.
La desnudez de estas figuras parece equilibrarse con los breves adornos que llevan en sus cabezas, que proporcionan a las figuras una intimidad que no se advierte en el cuerpo. En este sentido hay que señalar que el concepto de desnudez occidental no es el mismo que el americano. Entre los grupos de la Amazonía, por ejemplo, se entiende por ir cubierto el simple hecho de llevar una cuerda en la cintura, tal vez en Tlatilco ocurría algo semejante.
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