El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Figurilla de un tigre descarnado | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
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Figurilla de un tigre descarnado

Cultura Maya
Región Tabasco, Chiapas o Veracruz
Período Clásico tardío
Año 600-909 d.C.
Período 9 Clásico tardío
Año 600-909 d.C.
Técnica

Barro modelado con decoración incisa y pastillaje

Medidas 18   x 10.1  x 6  cm
Ubicación Bóveda Prehispánico
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 1165
Investigador

Los ceramistas de la costa del Golfo de México, particularmente aquellos avecindados en los territorios donde ahora limitan los actuales estados de Veracruz y Tabasco, se hallaron expuestos a una serie de tradiciones culturales que imprimieron a la cerámica un carácter verdaderamente único en Mesoamérica. No sólo se trata de un intercambio de técnicas alfareras, es decididamente mucho más que eso puesto que en este punto de la llanura costera del Golfo se entrecruzaban grandes civilizaciones del México antiguo. En algún lugar de Veracruz y Tabasco, si es que no fue en varios sitios de tan extenso territorio, se encontraron hablantes de maya con gente de lengua distinta y culturalmente afín con el centro de Veracruz. Estos contactos enriquecieron sus expresiones simbólicas y en más de una ocasión dieron paso a un lenguaje plástico cuya identidad estilística no ha quedado del todo clara.

No cabe duda que es mucho todavía lo que nos falta por conocer de esta fascinante área de Mesoamérica, de sus manifestaciones culturales, pero en el Clásico tardío fue en estas tierras donde se elaboraron por cientos y mayormente en moldes, toda una serie de figurillas cerámicas que han llegado hasta nosotros provistas de nombres técnicos que les ha dado la arqueología en un intento por separarlas y explicar sus muchas diferencias. Aún así, todas ellas coinciden en cierta manera y subrayan esta antigua capacidad de los pueblos por compartir experiencias plásticas e integrar discursos simbólicos de origen distinto. Sin embargo, dar cuenta del proceso completo de su integración y de sus particularidades temporales es algo que todavía se nos escapa.

Frente a nosotros tenemos una pieza elaborada justo en aquellos rumbos de la costa del Golfo de México que fusiona elementos plásticos y simbólicos de estas dos grandes tradiciones culturales de Mesoamérica. Es la imagen de un jaguar descarnado. La cabeza sólo puede explicarse recurriendo al lenguaje simbólico del área maya, la forma de los ojos y el cubre ceja vienen de las convenciones utilizadas en el sureste de México para representar a las deidades. De hecho, el jaguar adquiere postura humana. Se encuentra erguido con los brazos levantados y los pies abiertos. Sin embargo, las costillas descarnadas se relacionan directamente con las formas de representación acostumbradas en el centro de Veracruz. Basta con recordar la espléndida escultura en barro crudo del Mictlantecuhtli de El Zapotal, el Señor de la Muerte, como para encontrar sus semejanzas.

La figura se encuentra hecha en dos partes, el frente fue moldeado. La imagen del jaguar se recubrió con una fina capa de mortero de cal antes de pintarla de color rojo. En la parte posterior, se observan las cavidades que solían introducirse en el barro fresco para permitir que el vapor de agua escapara durante su cocción.

Los ceramistas de la costa del Golfo de México, particularmente aquellos avecindados en los territorios donde ahora limitan los actuales estados de Veracruz y Tabasco, se hallaron expuestos a una serie de tradiciones culturales que imprimieron a la cerámica un carácter verdaderamente único en Mesoamérica. No sólo se trata de un intercambio de técnicas alfareras, es decididamente mucho más que eso puesto que en este punto de la llanura costera del Golfo se entrecruzaban grandes civilizaciones del México antiguo. En algún lugar de Veracruz y Tabasco, si es que no fue en varios sitios de tan extenso territorio, se encontraron hablantes de maya con gente de lengua distinta y culturalmente afín con el centro de Veracruz. Estos contactos enriquecieron sus expresiones simbólicas y en más de una ocasión dieron paso a un lenguaje plástico cuya identidad estilística no ha quedado del todo clara.

Obras de la sala

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