Es probable que la colocación de las manos sobre el vientre en las imágenes escultóricas de mujeres en varias culturas del Occidente mesoamericano, sea un ademán que simbolice embarazo o una petición del mismo, además de participar en los estereotipos de lo femenino. Con frecuencia, el abdomen muestra apenas un discreto abultamiento, como en esta obra, y no es diagnóstico por sí solo.
La mujer que nos ocupa se ve desnuda, si bien, lo más llamativo en la composición es dicho ademán y sobre todo la cabeza con un peinado atractivo y detallado. El cabello largo, lacio y con incisiones lineales se figuró con partido en medio, fleco –pintado de rojo– y mechones a los lados. En especial los peinados y tocados, y luego otros ornamentos como collares y orejeras, dotan de individualidad a cada pieza de la abundante producción del estilo que la arqueóloga Muriel Porter, pionera en el conocimiento de la cultura Chupícuaro, llamó “slant eyes” u "ojos rasgados". Es conocido también como H4 en relación con una tipología formal de pequeñas esculturas cerámicas del Altiplano central de México fabricadas durante el Preclásico, hecha por George Vaillant en la década de 1930.
Tal como lo señaló Porter, el estilo presenta subvariantes; la que atendemos corresponde a la de ojos y boca con forma de “botón”: consiste en una aplicación rectangular con dos punzonaduras laterales. El cuello cubierto de una gargantilla ancha –formada por varias vueltas– es un rasgo asociado con el estilo Choker que le antecedió en el mismo marco cultural, aunque el volumen aplanado y la parte posterior completamente lisa son característicos de la modalidad de ojos rasgados.
Los análisis iconográficos revelan que en la escultura cerámica Chupícuaro predominan las mujeres, a veces en compañía de infantes o de perros o con ademanes expresivos; con mayor recurrencia se modelaron simplemente sentadas o de pie, lo cual resalta la importancia de la cabeza y su ornamentación. La apariencia convencional es de mujeres jóvenes y es factible identificar algunas prácticas culturales de las que se conservan evidencias materiales: la cabeza alta y aplanada ostenta deformación intencional tabular erecta, que corresponde a una de las detectadas en cráneos encontrados en sepulturas de la zona de Chupícuaro, en las que este tipo de figuras se usó como ofrenda.
Tal deformación consiste en una alteración del patrón de crecimiento y la forma de los cráneos humanos; se hacía en los primeros años de vida mediante el uso de tablillas, fajas, vendas y almohadillas, entre otros instrumentos. Existen diversas modalidades y desde el período Preclásico fue una práctica frecuente entre los mesoamericanos, seguramente fue mucho más común en sus representaciones artísticas. En restos óseos del pueblo de Chupícuaro, además de la tabular erecta, se ha registrado la tabular oblicua, ambas con variadas graduaciones.
Es probable que la colocación de las manos sobre el vientre en las imágenes escultóricas de mujeres en varias culturas del Occidente mesoamericano, sea un ademán que simbolice embarazo o una petición del mismo, además de participar en los estereotipos de lo femenino. Con frecuencia, el abdomen muestra apenas un discreto abultamiento, como en esta obra, y no es diagnóstico por sí solo.