El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Vaso de piedra con forma de canasto | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
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Vaso de piedra con forma de canasto

Cultura Tlatilco
Región Valle de México
Período Preclásico medio
Año 1200-500 a.C.
Período 9 Preclásico medio
Año 1200-500 a.C.
Técnica

Piedra negra excavada y pulida

Medidas

17.5 x 16 cm (diámetro)

Ubicación Sala 4. Sociedad y costumbres
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 394
Investigador

Este vaso es único en su tipo; existen otros vasos pétreos en Mesoamérica, pero ninguno, que conozcamos, en este mismo material y con la misma forma. Existen algunos vasos de ónix, de obsidiana, de jade y de otros materiales.

Es conocido el hecho de que los primeros recipientes utilizados por los pueblos sedentarios de Mesoamérica habían sido hechos de cestería. El revestimiento de estos cestos con tierra para que soportaran el calor del fuego habría sido una de las vías para el desarrollo de la alfarería. Quizá a ese origen remoto, pero sin duda también a la persistencia de la cestería en los hogares mesoamericanos, se debe que algunos recipientes de cerámica imitaran las formas de sus antepasados de cestería. Y algo similar parece ocurrir con esta vasija de piedra. Su forma recuerda sobre todo a una modalidad de cestería flexible, de canastillos que solían colgarse, a la manera en que se cuelga un morral, con un cordel para llevarlo a cuestas.  A este tipo de canasto se le conoce en lengua náhuatl como tanatli, castellanizado “tanate”.

Esta vasija de piedra tiene un mérito técnico enorme, y en especial considerando su pertenencia a una etapa muy temprana de la historia de Mesoamérica. Por una parte fue preciso excavar casi diez centímetros para crear la cavidad, sin otro instrumentos que el taladro de piedra. Normalmente ese taladro se utilizaba para penetrar e iniciar los cortes, pero luego las ranuras y cavidades tenían que lograrse por desgaste con la fricción de otras piedras. Es poco probable que en una pieza como esta, en la que se pretendía obtener unas paredes muy delgadas, se hubiera usado el cincelado: la pieza se habría quebrado. Por eso es de suponer que se practicara el desgaste por fricción con otra piedra, más dura, que funcionaría como lima. Además, la vasija fue pulida hasta obtener una superficie no sólo lisa sino incluso brillante.

Llamativamente, esta vasija de piedra tiene dos perforaciones muy próximas entre sí, cerca del borde. Todo indica que fueron hechas para que la vasija pudiera suspenderse con un cordel. Por su tamaño, y considerando el uso habitual de este tipo de perforaciones, cabría pensar que la vasija se pensó para que pendiera del cuello y sobre el pecho de una persona, muy probablemente en el desempeño de un rito. La vasija tiene que haber contenido una sustancia, por ejemplo tabaco o copal.

Este vaso es único en su tipo; existen otros vasos pétreos en Mesoamérica, pero ninguno, que conozcamos, en este mismo material y con la misma forma. Existen algunos vasos de ónix, de obsidiana, de jade y de otros materiales.

Obras de la sala

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