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Francisco de Goya. La tauromaquia de Goya

28 de junio de 2002 - 30 de septiembre de 2002
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Francisco de Goya. La tauromaquia de Goya

La larga vida de Francisco José de Goya y Lucientes abarca 82 años (1746–1828) dentro de una época convulsionada y llena de profundas transformaciones para Europa, en que se marcará el final del absolutismo y el resquebrajamiento de los imperios coloniales, ante el nacimiento de la sociedad contemporánea. España pasará de la aparente tranquilidad de Carlos III, a la tremenda represión de Fernando VII, tras recuperar el control, después de la turbulenta injerencia napoleónica, con la imposición de José Bonaparte, hermano del conquistador francés. Al mismo tiempo, Goya experimentó los contrastes cambios del arte europeo, desde las postrimerías del Barroco hasta el surgimiento del estilo romántico, del que será uno de sus precursores.

Para Francisco de Goya, el tema políticamente inocuo de la tauromaquia, fue un desahogo o catarsis ante el caos de su época, abordando como paliativo cuando estaba a punto de cumplir los 70 años y todavía se sentía lleno de fuerza creativa.

La tradición de los grabados taurinos coincide con la creciente popularidad de las corridas de toros en el siglo XVIII, siendo muy representativa la serie de 13 grabados sobre la corrida de todos que en 1790 publicó Antonio Carnicero, paisano de Goya, siendo tan popular que incluso se reprodujo en porcelanas y muebles, incluso en algunos países se hicieron reproducciones falsificadas.

Goya pensó que con su Tauromaquia obtendría un éxito similar al de su paisano, después del fracaso comercial de su serie Los Desastres de la Guerra, que había publicado en 1812, en medio de la hecatombe ideológica de la invadida sociedad española, y así para el 28 de octubre de 1816, La Tauromaquia estaba completa. Así, el Diario de Madrid anunciaba su venta en un negocio de la calle Mayor; a 10 reales por lámina suelta o 300 por la serie de treinta y tres láminas.

Mientras las estampas de Carnicero eran folcloristas y se centraban en la barrera, las de Goya ilustraban el desarrollo histórico y las partes principales de la corrida de todos, distinguiéndose además por el gran número de escenas publicadas; su elaborada concepción del espacio; los efectos pictóricos de sus fondos a la aguatinta; la articulación de los elementos de la composición, y el desarrollo de escenas simultáneas con contrastes luminosos de gran dramatismo.

En los siglos XII y XIII el toreo era reservado a los nobles caballeros que, si no lograban el triunfo sobre el toro, eran puestos en vergüenza, dejando en el ruedo al populacho para que concluyera con suertes de la muerte del toro, propiciando así la transformación del espectáculo en un arte de gran disciplina, inteligencia y valor. El mensaje velado de La Tauromaquia de Goya pudiera ser que así como las personas aprendieron a dominar los retos, únicamente con sus fuerzas y razón, convirtiendo en arte un privilegio de la nobleza; de igual manera, el pueblo español aprendió a dominar con valor e inteligencia a un enemigo peligroso.


Raúl Ponce de León y Enrique Núñez l Asesoría de curaduría

Francisco de Goya l Artista