El mapa fue pintado en 1580 para ilustrar la estancia de ganado mayor que la española Isabel de Cuéllar solicitó en el paraje conocido como Coyatitlán, en medio de las serranías del pueblo de Amatepec, jurisdicción de Sultepec, actual Estado de México. Esta región, con población nahua y matlatzinca, se constituyó como centro minero desde 1531 y pronto albergó a una considerable población española y de esclavos africanos. El alcalde mayor Juan Alonso Altamirano firmó la autenticación de que la pintura correspondía al entorno real.
El paisaje lo dominan serranías pintadas con forma de nube, de las que emergen distintos tipos de árboles coloreados en los mismos tonos ocres del suelo. No cuenta con ninguna referencia que indique los rumbos cardinales, pero el pueblo de Amatepec se marca en la parte superior con la fachada frontal de su iglesia en eje noreste-suroeste. Dos arroyos pintados en las mismas tonalidades ocres y grises cortan horizontalmente las serranías, y se funden armoniosamente con el paisaje, al tiempo que baja un camino hacia un lugar indicado como Çucamala.
El mismo pintor elaboró también en 1580 otro mapa casi idéntico para situar el lugar donde Pedro Martínez solicitaba una merced para estancia de ganado (mapa nº 1587, en Tierras, vol. 2680, exp. 17, f. 221). Alessandra Russo considera que este tipo tan particular de paisaje puede tener influencia de poblaciones africanas llegadas a esta región de la Nueva España.
El mapa fue pintado en 1580 para ilustrar la estancia de ganado mayor que la española Isabel de Cuéllar solicitó en el paraje conocido como Coyatitlán, en medio de las serranías del pueblo de Amatepec, jurisdicción de Sultepec, actual Estado de México. Esta región, con población nahua y matlatzinca, se constituyó como centro minero desde 1531 y pronto albergó a una considerable población española y de esclavos africanos. El alcalde mayor Juan Alonso Altamirano firmó la autenticación de que la pintura correspondía al entorno real.