La Exposición Universal de 1889 en París celebró el centenario de la Revolución Francesa y mostró avances tecnológicos y nuevos materiales de construcción, cuyo mayor ejemplo fue la recién terminada Torre Eiffel. La exposición atrajo exhibiciones de muchos de los países recién independizados de América Latina, para quienes los pabellones nacionales representaban una oportunidad para afirmar su identidad y lograr visibilidad global. Al ingresar a su supuesta “edad de oro”, Argentina nombró a un arquitecto francés para construir una obra maestra de hierro y vidrio. Otros gobiernos latinoamericanos participantes hicieron lo mismo y también comisionaron a arquitectos franceses. El pabellón mexicano fue una excepción notable, ya que sus diseñadores incorporaron características arquitectónicas prehispánicas en un esfuerzo por establecer un estilo mexicano moderno.
La Exposición Universal de 1889 en París celebró el centenario de la Revolución Francesa y mostró avances tecnológicos y nuevos materiales de construcción, cuyo mayor ejemplo fue la recién terminada Torre Eiffel. La exposición atrajo exhibiciones de muchos de los países recién independizados de América Latina, para quienes los pabellones nacionales representaban una oportunidad para afirmar su identidad y lograr visibilidad global. Al ingresar a su supuesta “edad de oro”, Argentina nombró a un arquitecto francés para construir una obra maestra de hierro y vidrio. Otros gobiernos latinoamericanos participantes hicieron lo mismo y también comisionaron a arquitectos franceses. El pabellón mexicano fue una excepción notable, ya que sus diseñadores incorporaron características arquitectónicas prehispánicas en un esfuerzo por establecer un estilo mexicano moderno.