El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Figurilla con incrustaciones de concha en los ojos | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
Figurilla con incrustaciones de concha en los ojos | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
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Figurilla con incrustaciones de concha en los ojos | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla

Figurilla con incrustaciones de concha en los ojos

Cultura Tradición Mezcala
Estilo Mezcala
Región Guerrero
Período Clásico tardío
Año 700 -1000 d.C.
Período 9 Clásico tardío
Año 700 -1000 d.C.
Técnica

Piedra desgaste por cordel, perforaciones

Medidas 10.7   x 5.6  x 1.7 
Ubicación Bóveda Prehispánico
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 485
Investigador

La presencia humana destaca en las piezas de tradición Mezcala. En estas representaciones, se simplifican las facciones faciales y se enfatiza la postura corporal. El rostro se reduce a formas básicas, transmitiendo una expresión esencial. Las manos colocadas en el vientre evocan una sensación de calma y serenidad, mientras que las piernas entreabiertas añaden una sensación de estabilidad y equilibrio.

Esta pieza de la Colección del Museo Amparo representa a un ser humano de pie, siguiendo las características comunes de la tradición Mezcala. En su rostro, podemos observar dos formas circulares superpuestas: una inferior de mayor tamaño y una superior más pequeña.

Los ojos se representan mediante un desgaste que se extiende desde el centro hacia las orillas, creando un efecto de ampliación en su tamaño. Además, se añaden dos líneas incisas encima de los ojos para marcar las cejas.

La zona de la nariz está delineada por dos líneas verticales que se extienden desde el entrecejo hasta la parte inferior de la cabeza. Para definir la boca, se utiliza una banda horizontal que separa la boca de la nariz. Además, se traza una línea incisa para marcar la sección intermedia de los labios.

Además, a cada lado de la cabeza, encontramos dos pentágonos que representan las orejas de la figura. Estos detalles sutiles contribuyen a la representación estilizada y simbólica del ser humano en la tradición Mezcala, donde se busca capturar la esencia del individuo de manera simple pero evocadora.

La cabeza de la figura se une directamente al torso sin ninguna separación visible. A ambos lados del pecho emergen dos delgados brazos, los cuales se delinearon primero con una línea gruesa marcada por desgaste. Luego, se realizaron dos perforaciones para definir el espacio entre los brazos y el torso.

Los codos de los brazos están doblados en un ángulo de 90 grados y se proyectan hacia el centro de la pieza. En esta zona central, se encuentran dos grandes manos, separadas una de otra por una línea incisa vertical. Los dedos de las manos se simulan mediante una línea horizontal incisa, creando así la apariencia de los dedos.

Las piernas de la figura presentan una simplicidad en su representación. Se encuentran separadas una de otra por medio de un desgaste profundo en la pieza, el cual también actúa como la separación entre las manos.

La pieza exhibe dos perforaciones en los costados, en la zona donde normalmente se ubicaría el cuello, lo que sugiere que posiblemente se utilizaba como un pendiente o adorno colgante. Un aspecto notable de esta figura es la presencia de dos pequeños orificios dentro de las cuencas oculares, los cuales están adornados con pequeños círculos de concha, posiblemente nácar. Estos detalles le confieren brillo a la pieza y convierten esta área en el punto de atracción visual.

La representación resaltada de los ojos es una característica común en la tradición Mezcala, especialmente en las piezas encontradas en el Templo Mayor. Por lo tanto, existe la posibilidad de que esta pieza provenga de ese sitio arqueológico en particular. Sin embargo, hasta que se realicen más estudios y se obtengan más evidencias, debemos considerarla como parte del fenómeno Mezcala en general, sin atribuirla específicamente a un lugar en particular.

La presencia humana destaca en las piezas de tradición Mezcala. En estas representaciones, se simplifican las facciones faciales y se enfatiza la postura corporal. El rostro se reduce a formas básicas, transmitiendo una expresión esencial. Las manos colocadas en el vientre evocan una sensación de calma y serenidad, mientras que las piernas entreabiertas añaden una sensación de estabilidad y equilibrio.

Obras de la sala

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