El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Bezote de obsidiana | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
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Bezote de obsidiana

Cultura Mexica
Región Valle de México
Período Posclásico tardío
Año 1250-1521 d.C.
Período 9 Posclásico tardío
Año 1250-1521 d.C.
Técnica

Obsidiana gris. Desgaste y pulido.

Medidas 1.1   x 1.6  cm
Ubicación Bóveda Prehispánico
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 1600
Investigador

En las sociedades prehispánicas los bezotes indicaban una alta jerarquía social de aquel individuo que lo portara. De hecho, se trataba sobre todo de un ornamento utilizado por gobernantes a lo largo y ancho de Mesoamérica, y algunos de ellos podían tener decoraciones tan elaboradas como una cabeza de águila, por ejemplo.

Los sacerdotes y los militares también los utilizaban y, definitivamente, eran considerados una importante distinción al interior de las élites indígenas. Generalmente se otorgaban a personas que habían logrado determinadas hazañas, sobre todo en el contexto militar. Estas insignias eran colocadas por sacerdotes a la persona condecorada, en medio de una ceremonia pública que ponía de manifiesto el gran honor que implicaba su obtención. Una ceremonia semejante, pero con la colocación de una nariguera, la podemos ver en el Códice Nutall, donde se representó a un sacerdote perforando la nariz del gobernante 8 venado, Garra de jaguar, con lo cual adquiría el título de tecuhtli o señor, el máximo distintivo de aquel momento.

Podemos encontrar datos sobre la importancia de los bezotes en numerosos documentos y crónicas coloniales, entre ellos en el Códice Ramírez se representa a Moctezuma II durante su coronación, portando un bezote. Por otro lado, el Códice Mendocino ilustra las jerarquías internas de la élite de los mexicas y puede observarse al representante del nivel superior de la milicia, el tlacatécatl, siendo el único que utiliza un bezote.

La pieza que aquí nos ocupa es un bezote elaborado en obsidiana gris, con base de forma elipsoidal y cuerpo cilíndrico alargado de corte recto. Los bezotes fueron requeridos como tributo por los mexicas en distintos materiales, entre ellos el oro, jade, cristal de roca, ámbar y la obsidiana, como se puede observar en la Matrícula de Tributos. En la lámina 25 de este documento se observa, por ejemplo, un bezote de ámbar tributado por la provincia del Soconusco. Las materias primas que no se localizaban en el Altiplano Central eran de gran interés para los mexicas, quienes exigían objetos trabajado en distintos materiales. De aquí que muchas veces sea difícil identificar concretamente la procedencia de la materia prima. En el caso de la obsidiana se han identificado más de 15 yacimientos sólo en el área central del país, pero también había en el área del occidente de México y en Centroamérica. Es muy probable que esta pieza se haya realizado con obsidiana extraída de alguno de los yacimientos del Altiplano Central. La materia prima con la que fue elaborada podía ser encontrada en yacimientos localizados a 16 kilómetros al este de Teotihuacán, cerca de Otumba.

La elaboración de este tipo de piezas era mediante la técnica del desgaste y el pulido. La obsidiana se iba desgastando mediante la aplicación de un agente erosivo como la arena y agua sobre una preforma que seguramente se habría obtenido mediante percusión de un núcleo de obsidiana. Para otorgarle su lustre final se usaba algún material más fino como la ceniza, con lo cual se lograba el acabado pulido. Todo este trabajo daba una pieza única, brillante y homogénea que era digna de ser presumida y, sobre todo, que mostraba la jerarquía de aquella persona que la portaba.

En las sociedades prehispánicas los bezotes indicaban una alta jerarquía social de aquel individuo que lo portara. De hecho, se trataba sobre todo de un ornamento utilizado por gobernantes a lo largo y ancho de Mesoamérica, y algunos de ellos podían tener decoraciones tan elaboradas como una cabeza de águila, por ejemplo.

Obras de la sala

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