Durante el Preclásico se formaron las bases económicas, sociales, ideológicas para el surgimiento de grandes culturas. El desarrollo paralelo de la agricultura y el sedentarismo dieron paso al surgimiento de la alfarería. El alfarero prehispánico modeló con gran destreza una gran cantidad de formas que reflejaban su concepción del mundo; de la misma manera, las piezas muestran el grado de adaptación que tenían de su medio ambiente. Ejemplo de esto es la cerámica de la fase Ayotla (1250-1000 a.C.), la cual se caracteriza por formas como: ollas, platos, vasos, cazuelas, tecomates y botellones. Piezas donde se aprecian motivos relacionados con los grupos olmecas de la Costa del Golfo como son: rectángulos alargados, reticulados, la cruz de San Andrés, la doble espiral invertida, estilizaciones de garras, cejas y mandíbulas; así como, las líneas paralelas interrumpidas y paneles triangulares.
Las formas cerámicas se encuentran relacionadas a las actividades domésticas –preparación de alimentos – como son las ollas y cazuelas, también las asociadas al servicio de alimentos como los platos, vasos y tecomates. Algunas por sus características morfológicas y acabado de superficie formaron parte del ajuar funerario de algún entierro, llegando hasta nuestros días para conocer parte de la vida económica, social y religiosa.
En el caso de los tecomates se tienen monocromos y con decoración incisa con elementos realistas, en forma de serpiente con lengua bífida y cresta de ave. Asimismo, se tiene con decoración excisa con el diseño de garras estilizadas.
Ejemplo de las formas cerámicas de esta fase se encuentra en la pieza que a continuación se describe. Ésta consiste en un tecomate monocromo con base convexa, fondo cóncavo, cuerpo curvo-convergente y borde redondeado. Tiene un color blancuzco, el acabado de superficie consiste en un pulido que recubre la pieza; asimismo se observan huellas de exposición al fuego en parte del cuerpo y borde de la vasija.
La combinación de forma, color y acabado de superficie la hacen una pieza sencilla, pero estética, la cual muestra el grado de perfección que alcanzaron para realizar piezas de gran calidad.
Durante el Preclásico se formaron las bases económicas, sociales, ideológicas para el surgimiento de grandes culturas. El desarrollo paralelo de la agricultura y el sedentarismo dieron paso al surgimiento de la alfarería. El alfarero prehispánico modeló con gran destreza una gran cantidad de formas que reflejaban su concepción del mundo; de la misma manera, las piezas muestran el grado de adaptación que tenían de su medio ambiente. Ejemplo de esto es la cerámica de la fase Ayotla (1250-1000 a.C.), la cual se caracteriza por formas como: ollas, platos, vasos, cazuelas, tecomates y botellones. Piezas donde se aprecian motivos relacionados con los grupos olmecas de la Costa del Golfo como son: rectángulos alargados, reticulados, la cruz de San Andrés, la doble espiral invertida, estilizaciones de garras, cejas y mandíbulas; así como, las líneas paralelas interrumpidas y paneles triangulares.