Tras un marco arquitectónico fingido, un personaje joven posa con un libro en una mano, cerrado, pero con los dedos separando una página para no perderla, mientras la otra se recarga sutilmente en medio del óvalo, justo donde el nombre del retratado indica que se trata de Manuel Villaseñor, consultor del Santo Oficio. Un cortinaje verde separa el espacio en el que se encuentra de un librero en donde están varios tomos de Paolo Segneri, autoridad en la composición de sermones de los siglos XVII y XVIII. En el cortinaje aparecen dos escudos: el del Santo Oficio y el de la familia del personaje, que también ostenta en su capa de los dominicos, ligado a la Inquisición.
Este sencillo pero efectivo retrato del siglo XVIII presenta muchos repintes que se identifican a simple vista, por lo que se sugirió analizar esta obra para evaluar las intervenciones anteriores en cuanto a su reintegración. Para poder definir la ubicación exacta de todos estos agregados era indispensable analizar la superficie bajo luz ultravioleta (UV). Con ello fue posible identificar la presencia de un barniz de resina sintética aplicado por aspersión, y por lo tanto, recientemente. Asimismo, se reconocen varios agregados pictóricos debajo del barniz, diseminados en la superficie, pero en mayor medida ubicados en torno al personaje y sobre los largueros, los cuales se presentan de color negro.
Posteriormente se tomaron imágenes radiográficas para establecer el nivel de afectación por pérdida de estratos pictóricos, y comprender el estado de invasión de los agregados sobre la capa original, pues a simple vista no era posible definirlo. Gracias a ello se identificó la cantidad de lagunas presentes de la imagen, es decir, las zonas de faltantes de estratos pictóricos, e interrupciones en el tejido de la figura.[1] En la radiografía, todas estas áreas se observan de color gris oscuro: mejilla, frente, hombro izquierdo y esquina superior derecha. Debido a que los pigmentos empleados son más recientes que los de la capa pictórica original, su fluorescencia ante la luz UV es distinta, mientras que para los rayos X (RX) no son radios opacos, por lo que no se logran imprimir en la imagen. Asimismo, fue posible definir que todas las lagunas son de menor tamaño que las áreas que se observan como repintes bajo luz UV, con lo que se comprueba que la intervención fue de mala calidad, al invadir la capa pictórica original.
Puede afirmarse que tras una intervención invasiva e inadecuada, todavía hay una buena pintura, que quizá pueda rescatarse en algún momento para valorar el trabajo del pintor.
1. Conservation of Cultural Heritage, Stanley Price ed., Los Angeles, The Getty Conservation Institute, 1996, pp. 358-363.