Otro de los muebles exitosos del neocolonial mexicano son las sillas de estrado Reina Ana. Si bien se conservan pocas del siglo XVIII, las copias del siglo XX abundan. Muchas de las copias son de difícil identificación, pues en su manufactura los ebanistas utilizaron plantillas para interpretar las palas y copetes ondulantes, creándose copias muy cercanas a las originales. Las sillas originales deberían ser de caoba, que fue la madera utilizada principalmente para hacer estos finos muebles en el siglo XVIII.
Esta silla está realizada en cedro rojo. Hay poca pericia en la solución de la parte baja de las patas, tanto en las de garra como en las traseras. En la ciudad de Oaxaca durante la primera mitad del siglo XX el anticuario Gendrop copió multitud de muebles virreinales.