Las papeleras, junto con los escritorios, bufetillos y escribanías, eran muebles indispensables, tanto en los interiores de las casas de potentados, como en oficinas y otros espacios de poder, principalmente ligados a la Corona española. Su posesión implicaba prestigio social y cuantos más ejemplos de este tipo de muebles se tenían, mayor era el realce social. A veces se apilaban unos sobre otros o hacían juegos en pirámides ascensionales. Las papeleras, como su nombre lo indica, sirvieron para guardar papeles aunque, en ciertos casos, en ellas podían encontrar acomodo otra clase de bienes de uso diario.
Los materiales empleados para la elaboración de estos muebles, ligados al arte de escribir, fueron de carácter suntuario, aunque hay casos de papeleras hechas con maderas más simples, pues el uso de estos muebles no se restringió a los estratos sociales más afortunados de la población virreinal. Cabe advertir que se trata de un mueble transportable. Varias de las cajas de escribir tuvieron esta particularidad. La pieza que se comenta, es un buen ejemplo de un mueble de marquetería. Incluye varias maderas (cedro, limón, paloescrito [granadillo] y madera ebonizada); hay, además, carey, bronces, hierros y hueso embutido. Las bocallaves adoptan la forma de águilas bicéfalas, por lo que posiblemente se trata de un mueble para el consumo español. Por sus formas y características, principalmente por los esgrafiados en negro sobre los embutidos de hueso, podría pensarse en un trabajo flamenco.
En la puerta central aparecen dos cariátides tomadas de grabados del siglo XVII (hay trabajos similares en la obra fantástica del tratadista alemán Wendel Dietterlin). Los perfiles de cajones y puerta central incluyen molduras ondulantes propias de los finos trabajos de mobiliario del siglo XVII. Los trabajos de bronce, en comparación con los hechos en la Península Ibérica, son bastante más finos. Como soportes aparecen cuatro patas de garra que sostienen bolas de madera ebonizada. También hay que destacar el notable juego cromático que hacen la madera dada de negro, con lo rojo del granadillo y el blanco y negro del hueso esgrafiado.