Las cajoneras de sacristías son muebles que sirven para guardar los variados ornamentos litúrgicos con que los religiosos se revisten en esos espacios antes de practicar los Oficios Divinos. La cajonera que se comenta debió pertenecer a la sacristía de una capilla o templo de alguna localidad rural, dadas sus simples características y las maderas utilizadas, el cedro y el pino. No se trata de una pieza con embutidos ni complicaciones ornamentales. Consta de tres cajones frontales con decoración burda. Algunos de los motivos, estrellas con flores y vegetación, fueron tallados en piezas por separado, para luego ser colocadas en los frentes de las cajonerías. En cuanto a los tiradores todo indica que son de la época virreinal.
El mueble presenta numerosos añadidos de otras épocas, conservando sólo algunas de las partes originales. En el interior hay reposiciones de travesaños. Lo más interesante de la pieza es el candado de madera con partes de hierro que sirve para asegurar los tres cajones. Éste pasa por abrazaderas de hierro colocadas en la parte media de los cajones. Otro punto interesante es la decoración que aparece dispuesta en el perímetro de los largueros y partes frontales laterales de los espacios donde encajan los cajones, misma que recuerda en cierta medida a un cordón franciscano, lo cual permite suponer que el templo o capilla al que sirvió el mueble haya sido una edificación manejada por la Orden de Frailes Menores.