Pareja de candeleros con astil labrado mediante fundición y basamento y cabeza en plancha de plata repujada. El pie circular, compuesto por una zona intermedia de perfil convexo ceñida entre dos escalonamientos, repite la misma estructura de la cabeza, de perfil troncocónico invertido. El astil arranca de un gollete troncocónico ornado con glifos, con nudo ovoide de jarrón, seguido por escocia torneada coronada por un plato saliente que sirve de base a la escultura que soporta la copa sobre su cabeza. La ornamentación, repujada o grabada a buril sobre el nudo, mantiene una marcada presencia del lenguaje manierista (ces, tornapuntas, espejos ovales, gallones). Mechero de forma bulbosa.
Su tipología difiere del modelo que en sus rasgos generales se estandariza en los diversos obradores de Nueva España desde el siglo XVI, definido por su amplia cabeza compuesta por un estrangulamiento troncocónico entre dos toros bulbosos de diámetro decreciente, el último de los cuales sirve de plato del mechero. Se ajusta, por el contrario, al modelo de astil escultórico de figura característico de las custodias novohispanas y especialmente poblanas del siglo XVIII, adoptado también por candeleros y blandones de altar. De acuerdo a su esquema y ornato, esta pareja de candeleros pudo haber sido labrado en Puebla de los Ángeles en torno al segundo cuarto e incluso a mediados del siglo XVIII si tenemos en cuenta el peso de la tradición y la tendencia de las platerías poblanas a repetir hasta fecha avanzada los modelos que gozaron de mayor éxito y difusión.
Con todo, el elemento que con más seguridad viene a determinar su origen y confiere mayor personalidad e identidad a la pieza es el ángel militante en posición de atlante del astil, que ofrece una serie de rasgos prototípicos y privativos de los obradores poblanos. Calzado con coturnos o botas altas, con faldas y sobrefaldas agitadas por el viento y abiertas por delante con las piernas al descubierto, peto con faldellín a lo romano con colgajes pendientes del cinto, festoneado en medios círculos, escote cuadrado, mangas abullonadas sobre los hombros y cabello partido en raya, cayendo simétricamente en dos mitades sobre los hombros, reproduce un modelo específicamente angelopolitano que, repetido de forma seriada, rígida y estereotipada a través de la técnica del fundido a la cera, aparece en diversos ostensorios realizados en Puebla de los Ángeles en el segundo cuarto o en el segundo tercio del siglo XVIII. Citemos la custodia de Palomares del Río (Sevilla), de hacia 1720-1725[1]; la de San Francisco (Puebla), fechada en 1758; o la del Museo Franz Mayer de México (ref. F-259/02576/GCY-0023), de hacia 1770. Con esta última comparte el tipo de plato que sirve de base a la figura del ángel y la forma ovoide del nudo, con decoración grabada en ambos casos, semejante al que presenta el juego de candeleros poblanos de la iglesia de Tacoronte (Tenerife), remitidos de Puebla con anterioridad a 1748.
La hilera de puntos incisos que recorre el estrangulamiento inferior del pie constituye otro motivo predilecto e identificativo de los talleres poblanos, presente en cálices, custodias o lámparas. Cabe asociar asimismo con su repertorio decorativo el ornato de gallones formando cenefas y los penachos trifoliados que unen al pie los cuatro apoyos fundidos sobre el que se eleva, en este caso en forma de patitas semiesféricas achatadas en lugar de las más habituales garras-bolas.
[1]. Sanz Serrano, 1981: tomo II, p. 302, fig. 10; y 1995: pp. 86-87, nº 32.
Fuentes:
Sanz Serrano, María Jesús, “La orfebrería en la América española”, en I Jornadas de Andalucía y América, tomo II, Huelva, Diputación Provincial de Huelva, Instituto de Estudios Onubenses, 1981.
_____, La Orfebrería hispanoamericana en Andalucía Occidental, Sevilla, Fundación El Monte, 1995.