El bezote es uno de los ornamentos que usaban los nobles indígenas en la época prehispánica. Hay evidencia de su uso desde el periodo Preclásico. En Mesoamérica, los personajes de alto rango acostumbraban a perforarse los lóbulos de la oreja y abajo del labio inferior para llevar este tipo de ornamentos. El bezote se colocaba desde el interior de la boca, de tal forma que la parte cilíndrica salía del orificio y las aletas quedaban dentro de la boca entre el labio y la encía sosteniendo el ornamento labial. Los bezotes se elaboraban de diversos materiales y algunos tienen en su remate figuras muy complicadas como las cabezas de alguna deidad, de ave rapaz o de serpiente, también hay ejemplos con incrustaciones de piedras preciosas como la turquesa.
Este bezote está hecho de cristal de roca (cuarzo) muy limpio y transparente. La manufactura de este objeto, perfectamente modelado y pulido, muestra la alta tecnología del lapidario indígena, ya que este mineral es difícil de manipular por su alto grado de dureza. El fraile franciscano Bernardino de Sahagún reporta que los artesanos indígenas trabajaban los materiales duros con un cincel de pedernal y un horadador de tubo hecho de cobre con el esmeril o teuxalli, y pulían al final con pedazos de madera o carrizo para sacar los brillos. También dice que usaban puntas de zafiro para labrar el cristal de roca por ser un material extraordinariamente duro. El nombre en náhuatl de este mineral que registra el padre Sahagún es tehuílotl que significa “piedra que se ve a través”, y se encuentra en diversas partes del territorio mesoamericano.