En algunos casos, los silbatos se colocaban al reverso de una efigie y cumplían la función de soporte; fueron comunes durante el período Clásico en diversas regiones de Mesoamérica. Generalmente la efigie se obtenía de un molde mientras que el silbato se elaboraba por separado a través de la técnica de modelado y posteriormente se agregaba a la figura.
El sonido del silbato exhibido es potente y agudo, similar al sonido de un quiróptero; además, el ejemplar fue sometido a un proceso de cocción por reducción que le otorgó un color negro-grisáceo. Este caso representa un buen ejemplo de integración acústico-iconográfica; por un lado, la efigie del murciélago es realista tanto en su forma como en su color pero además el sonido agudo refuerza la intencionalidad de reproducir sonidos biológicos. Para los mesoamericanos, el murciélago representa no sólo a un polinizador muy importante sino que está relacionado con el ámbito nocturno y el inframundo.