La metalurgia y la orfebrería se desarrollaron tarde en la historia mesoamericana en comparación con lo que ocurrió en el Norte y en Sudamérica. Sólo en el Posclásico encontramos evidencias sólidas del desarrollo de la metalurgia en Mesoamérica. Y siempre hubo pueblos que la practicaron muy poco. Las grandes zonas de desarrollo de esta tecnología fueron el Occidente y la región oaxaqueña. Los purépechas de Michoacán aplicaron la metalurgia sobre todo al desarrollo de objetos de cobre, monedas en forma de hacha, cascabeles, cuentas y algunas piezas útiles como anzuelos.
La orfebrería más fina, aplicada principalmente a joyería de oro la desarrollaron los mixtecos, especialmente en la sierra. Los estudios técnicos sobre las piezas encontradas han permitido dar a conocer un hecho muy interesante en la historia de la orfebrería mesoamericana: no hay indicios de un desarrollo paulatino y local de técnicas como la de la cera perdida o la filigrana con alambre de oro soldado. Es decir, dichas técnicas fueron adquiridas por los pueblos mesoamericanos a partir del aprendizaje tecnológico que se había llevado a cabo en otra región. La metalurgia y los finos trabajos de orfebrería llegaron a Mesoamérica a raíz del comercio y el contacto con regiones de Colombia y Ecuador.
En la Mixteca, las joyas de oro se convirtieron en los objetos predilectos de estatus y señalaban la riqueza y el poder de la nobleza como en su tiempo lo había hecho el jade. Dichas joyas de oro fueron uno de los soportes en que se desarrolló la llamada tradición Mixteca-Puebla. Los códices representan estas piezas y se han encontrado muchos ejemplares, sobre todo en contextos funerarios. La generalización del estilo y la iconografía de la tradición Mixteca-Puebla impulsó también la difusión de la orfebrería en ciudades de gran riqueza como Cholula y Tenochtitlan. Sin embargo, nadie superó el prestigio de los artesanos mixtecos, que incluso acudieron a otras ciudades a prestar sus servicios para la fabricación de objetos rituales y suntuarios.
Esta cabeza de búho fue realizada con una combinación de las dos técnicas características de la orfebrería mixteca, por una parte la cera perdida, que permite fundir el metal y obtener formas suaves y redondeadas y por otra parte la filigrana con hilo o alambre de oro, que permite agregar detalles ornamentales con mucho mayor relieve y claroscuro de los que produce la pura técnica de la cera perdida. El búho es un animal sagrado, ligado al inframundo y al destino.