Los vasos y copas de barro están fabricados en una diversidad de tamaños, formas y alturas, y en este caso vemos vasos modelados en la forma de un pie, ensalzado con una sandalia que lo viste.
A primera vista podrían parecer un par de pies pero al observarlos detenidamente es evidente que los vasos no están modelados de la misma manera y la sandalia, cactli en lengua náhuatl, es diferente. Ambos cactli son plantillas de cuero sin tacón, pero uno es más elaborado. El pie lleva un cactli de talón cubierto con dos tiras que pasan entre el empeine y el segundo dedo atados que suben al tobillo, que está cuidadosamente pintado con finas líneas que simulan un tejido.
La arqueología, pintura y escultura, los hallazgos en diversas cuevas así como los testimonios de los conquistadores y misioneros, son muestra de la extensión de la fabricación y uso de calzado en Mesoamérica a lo largo del tiempo. Las tempranas imágenes labradas en piedra de los olmecas de La Venta o aquellas fabricadas por los habitantes de la costa del Pacífico, en Izapa muestran que los gobernantes y sacerdotes llevaban calzados a la vez que Bernardino de Sahagún registra diferentes tipos de calzado cuando describe a los dioses de los mexica del Templo mayor de laTenochtitlan.
Estaban hechos en fibra de ixtle enrollado, tejido y cosido, o también con suela de cuero de venado y en cuero de jaguar o con piel de zorra y de ocelótl. Otros tipos de calzado estaban pintados, adornados con plumas, o con láminas de oro, a la vez que merecen singular mención las sandalias con suela de hule, llamadas olcactli.
La variedad de tipos de calzado se confirma al saber que en el mercado de Tlatelolco se podían obtener diferentes tipos de calzado. El mismo Sahagún indica que el que las vendía las tenía teñidas de diversos colores y que tenían lindas labores.
Estos vasos modelados en barro que permiten conocer la manera en la que era el calzado en la época prehispánica, sobre todo son contenedores para beber, y los arqueólogos, a partir de ejemplos de vasos como estos que se han localizado en la arqueología de Teotihuacán y entre los zapotecos proponen que de ellos se ingerían líquidos sagrados como pulque o sangre.
Para entender lo anterior es necesario considerar la función de la representación de las partes del cuerpo humano en el arte prehispánico y recordar que en el México antiguo las imágenes de fragmentos de cuerpo, entre los olmecas, teotihuacanos, toltecas, zapotecas, mayas y aztecas, estaban vinculados a la exhibición de los fragmentos de los cuerpos humanos sacrificados. Estos dos vasos por tanto no remiten al sacrificio humano, y posiblemente formaban parte de rituales que iniciaban con autosacrificios y ayunos, rituales y ceremonias, continuaban con la muerte y procesamiento de la víctima sacrificial a manera de desmembramiento, presentación de las partes y finalmente su representación. En otros términos, el figurar las partes del cuerpo, en este caso de pies desarticulados, era la continuación de un elaborado proceso ritual de la inmolación de la víctima que culminaba y que se llevaba a cabo para fortalecer la fuerza de los dioses y de los señores.