Los tarascos, una sociedad multiétnica encabezada por los purépechas y asentada principalmente en la mayor parte del actual territorio michoacano, destacan en el período Posclásico tardío por haberse resistido bélicamente al sometimiento del poderoso imperio mexica. Se sabe de varias campañas de ataque en los límites con el Estado de México a las que los tarascos combatieron con éxito; al igual que los mexicas, eran feroces y eficaces guerreros; tanto los aztecas como los purépechas tenían ascendencia “chichimeca” del noroccidente mesoamericano.
El imperio mexica no se extendió por toda Mesoamérica y el imperio tarasco tampoco abarcó toda la región del Occidente; la profunda enemistad que existía entre estos dos pueblos, fue una de las causas que impidió que los tarascos se aliaran a los mexicas en su resistencia ante los españoles. La cultura tarasca sobresale igualmente por sus artes, como los edificios de planta mixta (rectangular y semicircular) revestidos con lajas grabadas, la escultura en piedra de estilo geometrizante y breve repertorio, la fabricación de ostentosos ornamentos corporales de piedras finas y obsidiana, la plumaria, la metalurgia tanto en ornamentos como herramientas, y las vasijas de cerámica de uso ritual.
En este último rubro elaboraron una amplia cantidad de formas de vasijas, a las que decoraron pictóricamente de muy diversas maneras. Cabe identificar dos grandes categorías: las de formato medio, como la que vemos, y las miniaturas. En términos generales, predominan las vasijas de silueta compuesta, cerradas o de boca restringida con asa de canasta y vertedera, y de otra parte, cuencos trípodes con soportes tipo sonaja.
Esta pieza se inscribe en la primera modalidad. La mayor parte de la superficie es de color naranja, en el cuello se pintó una banda blanca y enseguida una roja ancha con sencillos motivos en blanco que consisten en puntos y manchas circulares; le sigue una banda en blanco con líneas horizontales y pequeños rectángulos en rojo; si se mira con atención se descubren los contornos de una línea ondulada en toda la circunferencia del cuerpo globular; fue pintada al negativo y al parecer ha perdido su coloración original; esta decoración al negativo implicó que la pieza tuviera una segunda cocción; su fina manufactura deja ver una producción especializada.
En la llamada Relación de Michoacán, un importante documento escrito a mediados del siglo XVI en el que narra su historia la élite purépecha de Tzintzuntzan, que fuera la capital principal del imperio tarasco, existe un apartado dedicado a la organización y estratificación de la sociedad tarasca, entre los oficios mencionados está el de “los olleros” y “los que hacen jarros, platos y escudillas", llamado hucásiqua vri. La Relación incluye algunas láminas pintadas, en dos (segunda parte-capítulo XVII y tercera parte-capítulo X), se ven vasijas con asa y vertedera muy semejantes a la que ahora tratamos; en ambos casos, junto con el texto, se advierte que forman parte de los bienes de uso cotidiano de miembros de los estratos superiores; así mismo, se han encontrado en sus ajuares funerarios.