Se trata de una pieza de base ligeramente convexa de paredes rectas y borde plano. El interior se encuentra alisado con notables huellas de su acabado. El exterior ostenta pintura naranja-rojiza pulida de manera homogénea. Gracias a los faltantes y algunos despostillados es posible observar el tono crema de la pasta y los gránulos que conforman su desgrasante, situación que nos puede remitir a la zona de producción, la cual se asocia con el sur de Puebla, principalmente hacia la región Tepexi-Ixcaquixtla.
Es reconocida dicha área desde tiempos prehispánicos (Clásico 200-650 d.C.), debido a su producción de lozas finas definidas como: Anaranjado Delgado Fino. Actividad que continuó ya entrada la centuria pasada, lo que generó que se incorporaran al repertorio nuevas formas cerámicas.
Muestra de ello son las bases de tinaja, objetos indispensables dentro de los hogares novohispanos, ya que permitía sostener un recipiente cuya forma complicaba su fijación. Dichas piezas son comunes documentarlas en diferentes contextos coloniales en zonas como Puebla, la Ciudad de México, Oaxaca, etc.
En un momento histórico donde el agua por tubería era impensable, almacenarla era fundamental para la subsistencia de la población. Por tanto, su presencia y los diferentes diámetros de las mismas se basa en el tamaño de los recipientes sostenidos, los cuales no solo podría acumular el vital líquido, sino también otros productos como vino, aceite o semillas.