Del centro de Veracruz procede un nutrido grupo de figurillas de barro que corresponde a la llamada cultura de Remojadas, aunque en su factura exhiba rasgos regionales de las manifestaciones culturales que Medellín Zenil estudió por primera vez en Soledad de Doblado. Las de El Faisán fueron pintadas con un color rojo obscuro que, en este caso, sirvió para resaltar los complicados diseños a manera de grecas escalonadas de un atuendo compuesto principalmente por un faldellín, un collar de cuentas tubulares y un interesante tocado que termina en un lienzo que le cae sobre la cabeza.
La región de El Faisán, en la cuenca del Río de los Pescados, no lejos de la Barra de la Antigua y del mar, como muchos otros antiguos poblados de la costa central veracruzana, produjo una alfarería no exenta de influencias y préstamos culturales. No es casual que pese a tener un estilo propio revele una especial cercanía con la cerámica de la cuenca del Río Papaloapan, particularmente con las Figurillas Sonrientes, de donde esta pieza toma la construcción del rostro y el gesto de levantar los brazos. La boca entreabierta remite a la expresión ritual de estas últimas figuras de barro, las que también se produjeron localmente con un acabado bruñido y pintadas de color rojo obscuro, atributos que revelan su origen costero.
Se trata de un personaje de vientre abultado que viste una falda decorada con grecas escalonadas enmarcadas por trazos rojos. En el centro del abdomen baja una banda adornada con el diseño de una mano abierta igualmente pintada de color rojo. El adorno asoma por debajo de un pesado collar de cuentas tubulares y termina justo bajo la enagua. Es difícil saber si en efecto se trata de una mujer, aunque parece vestir como tal, aún faltando la presencia del pecho femenino no sólo la enagua, también el inusual tocado, hacen pensar que el enorme vientre pudiera estar aquí con el propósito de retratar el aspecto de una mujer embarazada. Es tal su importancia que hay que resaltar que es precisamente el estómago, quizá en parte los brazos, el lugar del cuerpo que fue elegido para bruñir como parte de este acabado tan característico que le conferían a sus piezas los alfareros de la región de El Faisán y Tenenexpan.