En el arte escultórico mesoamericano hay varias convenciones para representar a las mujeres, destacan la indumentaria y los senos abultados. En la obra a la que dirigimos nuestra atención es evidente que el recurso rebasa los límites de la figuración femenina. Exhibe enormes pechos y su tamaño trasciende una intención naturalista.
Sus cualidades plásticas me llevan a ubicar su elaboración en la cultura del periodo Clásico temprano de la historia de Mesoamérica, que habitó el noreste de Michoacán, en la amplia zona de la cuenca del lago de Cuitzeo, que abarca la colindancia con el estado de Guanajuato; en territorio michoacano el valle de Morelia es parte de la cuenca y ahí también hay registro de estas imágenes.
En la actualidad hay poca información de los contextos y las funciones originales de este tipo de obras. Conjeturo que participa en la tradición artística de Chupícuaro, lo que es posible determinar porque la cuenca de Cuitzeo está incluida en la región donde se desarrolló la cultura Chupícuaro y, principalmente, debido a la persistencia de ciertos rasgos estilísticos e iconográficos en la escultura cerámica.
El estilo escultórico de la cuenca de Cuitzeo durante el Clásico temprano, se caracteriza por la representación, en obras cerámicas de formato pequeño y estructura sólida con abundante uso de pastillaje, de mujeres erguidas, con los brazos separados del torso y los pies que terminan en punta; están desnudas con los senos delicadamente redondeados y con pezones; asimismo, quienes las modelaron resaltaron la zona púbica mediante el abultamiento, ya sea mayor o menor, del abdomen y la figuración de los genitales externos mediante una hendidura vertical; el remarcado lineal del inicio de las piernas traza una zona púbica triangular. Usualmente la superficie tiene un engobe de color ocre claro diestramente pulido, otorgando lisura y lustre a las piezas. Otros atributos del estilo son las cabelleras con peinados elaborados, tocados y el uso de joyería.
En la corporeidad que examinamos los grandes senos caen hacia los lados enfáticamente; pienso que figuran a personajes o entidades femeninas sagradas que previamente han parido, tal vez a numerosos hijos; las gigantescas mamas aluden a mujeres lactantes.
Otro elemento anatómico que destaca es el ombligo. Acerca de la zona umbilical, el renombrado historiador Alfredo López Austin ha mencionado que es la parte central del cuerpo, análoga al centro del nivel terrestre, que funciona como un eje que permite la comunicación con el inframundo primigenio, de naturaleza femenina en la cosmovisión de los pueblos mesoamericanos. En relación con nuestras dos obras, acaso el ombligo remita al origen primordial.
Como se ha dicho, la técnica del pastillaje es importante en el detallado de las figuras; hay varias formas de ojos y bocas, pero en el conjunto que atendemos, estos elementos faciales tienen aspecto de botón, hecho a base de una aplicación de pasta de barro ovalada con dos punzonaduras laterales que dejan una sección relevada al centro.
Respecto al peinado y tocado, la mujer parece tener el cabello recogido en dos mechones que se enrollan y por la parte de atrás se cruzan, sobresaliendo dos chongos. Parece que su vistoso collar se forma o integra con cuentas tubulares acomodadas horizontalmente.
De la joyería asimismo sobresalen los aretes con forma aro, de enorme circunferencia; aunque perdió el que se ve a la derecha. Este adorno implica una modificación permanente: la perforación de los lóbulos de las orejas.
La pieza evoca a una mujer o ser divinizado de elevado estatus, quizás por su exitosa función progenitora y de suministro de alimento.