Esta obra corresponde a una figurilla antropomorfa femenina. La pieza fue elaborada mediante la técnica de modelado y todos sus aditamentos fueron colocados a través de la técnica de pastillaje, es decir, añadidos uno a uno de manera independiente. En cuanto a su postura se halla en posición sedente, con las piernas cruzadas. La complexión de la mujer es delgada, visible por su torso desnudo. La representación de su rostro es de tipo naturalista, con los ojos abiertos y boca cerrada, labios gruesos, nariz ancha y prominente con la representación evidente de sus fosas nasales.
En su cabeza porta un tocado que se compone por una banda lisa que se enrolla con su cabello. En sus orejas se muestra dos objetos de grandes dimensiones de forma circular a manera de orejeras, de las cuales, en su parte interior se observan dos cilindros que cae sobre sus hombros. Sobre su pecho porta un collar que en su centro muestra un elemento circular, a manera de pectoral. En su parte inferior debajo de la cintura viste un maxtlalt.
La figurilla aquí descrita corresponde a lo que algunos estudiosos han registrado como tipo C10 en el asentamiento prehispánico de Cholula. Esta ciudad mesoamericana tuvo un largo desarrollo histórico en la región del valle de Puebla-Tlaxcala. Su devenir urbano, político y social evidencia un alto nivel de desarrollo cultural en el contexto del Altiplano Central, marcado por persistentes contactos entre regiones.
La zona del valle poblano ha presentado a lo largo del tiempo una notable actividad volcánica, teniendo como resultado un entorno natural marcado por la presencia de grandes elevaciones naturales. La conceptualización, narrativas y prácticas culturales que desarrollaron los antiguos pobladores del valle en tiempos mesoamericanos indudablemente debieron estar influenciadas por los contextos geográficos y medioambientales en los cuales vivían.
La representación de la mujer en la cultura material de Mesoamérica es una constante, particularmente en figurillas. En este caso, la indumentaria, accesorios y la posición corporal plasmada en este artefacto remite quizás a la posición social de la mujer en cuestión. Por su postura señorial, solemne que denota nobleza y un halo de dignidad podemos asumir que se trata de una persona con una posición social relevante. Posiblemente miembro de la casta gobernante, de las elites políticas o religiosas, su postura evidencia poderío y un rango social que detenta autoridad.
De tal suerte, la mujer mesoamericana en sus diversas facetas (guerrera, gobernante y sacerdotisa) representó una importante referente cultural e identitario. La mitología, las entidades religiosas (que solían tener una figura masculina y su contraparte femenina) así lo atestiguan. En el aspecto de la reproducción humana aquellas mujeres que morían en el parto eran consideradas como guerreras, de ahí su papel e importancia como dadoras de vida y materialización de la madre tierra. La mujer representada en esta figurilla al usar orejeras y collar evidencia un estatus social destacado dentro de la sociedad de su época, lo cual por sí mismo denota la importancia de la mujer en los contextos socio-culturales del valle poblano-tlaxcalteca.