La pieza que a continuación se describe es una vasija trípode, es decir presenta tres soportes en su base de tipo mamiformes. Se trata de una forma cerrada donde la abertura superior es más pequeña que la altura. Está manufacturada en un barro café rojizo oscuro y presenta un engobe o cubierta de la misma tonalidad. Sobre este engobe se añadió un baño de pintura color negro oscuro que en muchas partes de su superficie se ha perdido. Como elementos decorativos se colocaron motivos geométricos, unas bandas en forma de zigzag de tono rojo que rodean el cuerpo de la olla, mediante la técnica al negativo. Esta decoración consiste en colocar una pintura más oscura sobre el engobe. Dicho efecto se logró primero pintándola en los colores comunes y posteriormente cociéndola. Después, utilizando un baño de la misma arcilla, se pintaba en la vasija el opuesto del diseño deseado, dejando expuesta solamente el área del diseño. Entonces la pieza se exponía a un fuego con humo hasta que toda su superficie se ennegrecía. Al retirarse, el baño o engobe se desprendía dejando el diseño en negro en el área que no había estado cubierta con el baño.
El artefacto en cuestión tiene una forma globular semi-hemisférica y en su superficie se observa la interesante presencia de una figura zoomorfa, probablemente un perro acostado de manera lateral, colocada mediante la técnica de pastillaje. En este se observa la presencia de su cabeza, patas y cola que previamente fueron modeladas de manera independiente para después colocarse en el cuerpo de la olla. La manufactura, forma y concepción de la vasija hacen pensar en esta como un objeto de tipo suntuario o votivo, lo que indica que fue concebido para un uso ritual quizás dentro de un contexto de élite o religioso.
Estas formas cerámicas, decorado y representaciones zoomorfas de cánidos se hallan presentes de manera notable en las culturas arqueológicas mesoamericanas del Occidente de México, particularmente en el actual estado de Colima. La región corresponde a los actuales territorios de Jalisco, Nayarit, Colima, Michoacán, Sinaloa y parte de Guanajuato.
Los denominados “perros de Colima” representan vasijas efigie, es decir, que simbolizan a una persona, entidad o elemento de la naturaleza que pueden ser animales o imágenes fitomorfas (plantas). Este tipo de ollas efigie y elementos zoomorfos se han localizado en otros lugares del Occidente de México como en Chupícuaro, Guanajuato. Como una variante de los “perros cebados”, dichos artefactos para el caso de Colima, nos remiten fundamentalmente al periodo Preclásico Tardío (400 a.C.-200 d.C.). Estos elementos de cultura material muestran una forma de entender el mundo por parte de los antiguos pobladores del occidente mesoamericano, la valoración y aprecio que tenían por los animales, en especial los perros, que indudablemente representaban un papel muy importante en sus vidas. Las representaciones de cánidos dentro de la plástica de la región de Occidente son un marcador cultural de esas civilizaciones, un distintivo, y han servido a los arqueólogos para caracterizar culturalmente a esa compleja y desarrollada área cultural.
El Occidente de México comprende una gama notable de entornos geográficos y medioambientales, lo cual se expresa en una variabilidad cultural e histórica presente en sus materiales arqueológicos.
Toda esa riqueza geográfica dio como resultado una complejidad sociopolítica y cultural. La zona de Colima presentó a lo largo de su historia cierta independencia y desarrollo cultural respecto a la región central de Mesoamérica, lo que se aprecia en la singularidad de sus manifestaciones artísticas como la vasija aquí descrita. Las representaciones de cánidos en el registro arqueológico suelen ser consideradas como un distintivo artístico de Colima, en el Occidente de México durante la época mesoamericana de los periodos Preclásico y Clásico.