Dentro de la investigación arqueológica, por su número y amplio uso en la vida cotidiana de las sociedades del pasado, la cerámica constituye una evidencia cultural clave para el estudio de las sociedades del México antiguo. La cultura material del ser humano y los materiales cerámicos como parte de las manifestaciones culturales son un medio indispensable para el estudio de la arqueología. Por su importancia en la vida cotidiana de las personas, la cerámica es un elemento indispensable para conocer los aspectos mas esenciales del desarrollo humano a lo largo de su historia.
La pieza que a continuación se presenta es una olla de cuello alargado y alisado de paredes rectas y bordes curvos, es probable que se trate de un jarrón. No se descarta la posibilidad que quizás la vasija haya sido utilizada también para actividades de cocción o como repositorio de algún tipo de líquido para consumo humano.
El barro con que se manufacturó la pieza presenta un grosor medio tanto en el cuerpo como en el cuello. Tiene una base amplia que le brinda estabilidad, uniforme y plana con paredes recto divergentes que se unen de manera precisa mediante la técnica de modelado con el resto de la obra.
La vasija presenta en lo general una redondez en las formas y su silueta evidencia un trabajo muy bien acabado por parte del alfarero que la manufacturó. El tipo de arcilla utilizado es de color café rojizo monocromo muy compacto.
Su acabado de superficie o textura al tacto es alisado de manera muy homogénea y presenta en la parte del cuerpo de la vasija evidentes marcas de tono negro, de manera intermitente por probable exposición al fuego o por una sobre cocción durante el proceso de su elaboración. Esto se deduce porque no toda la pieza en su conjunto muestra esa tonalidad, lo que además es una probable evidencia del uso de un horno abierto para la creación de cerámica utilitaria.
Ostenta un cuello alargado, recto, cuyo acabado igual que el resto de la pieza es alisado. Sus bordes son redondeados hacia el exterior de la pieza y en su interior presenta en una parte también un color negro, quizás resultado también de una exposición a altas temperaturas.
El estado de conservación general de la pieza es bueno, pues la arcilla monocroma es de buena calidad y presenta una cocción óptima. Se pueden apreciar algunas áreas faltantes en los bordes. En el cuello de la pieza se puede apreciar que la pasta o arcilla es de semi compacta a compacta, con una sensación al tacto un tanto arenosa y con poca evidencia a simple vista de desgrasantes, es decir, los materiales utilizados para darle cuerpo y consistencia al barro, los cuales probablemente corresponden a materiales de origen mineral u orgánico.
Gracias a los trabajos arqueológicos efectuados en la región, los contextos en los que aparecen dichas formas son domésticos, aunque también se han documentado en espacios funerarios, como parte de las lozas que acompañan los restos mortales de los ancestros.
Resulta interesante mencionar que la tradición alfarera desarrollada en el sur de Puebla, continúo varios siglos después de la Conquiste ibérica, cuando este tipo de ollas se utilizaron para el almacenamiento de agua, situación que puede darnos pistas sobre la función prehispánica de estas vasijas.