El hacha de piedra fue empleada desde épocas muy tempranas y su uso continuó durante varios períodos en diversas áreas en Mesoamérica. Es una herramienta de trabajo cotidiano con el filo ubicado en el extremo distal. La forma básica es un trapezoide, mientras que el tamaño es variable ya que existen algunas cortas y otras alargadas, como es el caso de esta pieza y el hacha marcada con el número de registro 424. Están fabricadas con distintas materias primas que eran escogidas por las propiedades de las rocas y minerales específicos.
El proceso general de fabricación de hachas es el siguiente: después de adquirir la materia prima, se reducía el tamaño por la técnica de percusión de forma directa o indirecta sobre la piedra, hasta obtener una preforma adecuada. Después, se modelaba mediante la técnica de desgaste por abrasión con rocas volcánicas o arenas deleznables adicionando agua. Al final, se pulía con abrasivos, agua y trozos de piel para finalizar con el bruñido con trozos de piel en seco.