La representación de una tehuana es parte del folclor mexicano y de un estereotipo oaxaqueño que habla de la mujer como símbolo de autoridad y respeto. En este contexto istmeño es muy fuerte la participación femenina, dando pauta a la ambivalencia de dos culturas diferentes, por un lado, la cultura zapoteca del istmo y por el otro, la cultura chicana, exportada de los Estados Unidos. Esta combinación de símbolos, vestimenta y exaltación de orgullo, ya sea por la familia o por su colonia o comunidad, refleja similitudes muy claras en las dos culturas. La mujer porta con orgullo su atuendo zapoteca, pero con una pose o actitud que remite directamente al sentido de pertenencia y compromiso que caracteriza a las pandillas formadas en la Unión Americana, así como la defensa de su territorio a partir de actitudes aguerridas.