Durante la transición del Preclásico temprano al Preclásico medio en Mesoamérica, se produjeron importantes cambios socioculturales. En el Preclásico temprano, las sociedades comenzaron a establecerse de forma sedentaria y desarrollaron técnicas como la cerámica. Estas sociedades crearon figurillas que reflejaban su entorno, siendo las representaciones de mujeres las más comunes.
En estas figurillas, se observa un enfoque en la simplicidad de los rasgos faciales, utilizando la técnica del pastillaje para crear los diferentes elementos. Los rostros de estas figuras suelen ser sencillos, con énfasis en los ojos, la boca y la nariz. El pastillaje permitía la creación de texturas y detalles en el barro, lo que añadía realismo y expresión a las figurillas.
Con el inicio del Preclásico medio, las sociedades mesoamericanas experimentaron cambios significativos, especialmente en términos de jerarquía social y representación artística. Se desarrollaron nuevas innovaciones en la agricultura, lo que permitió un mayor desarrollo y crecimiento de las comunidades. Estos cambios en la estructura social se reflejaron en el estilo artístico conocido como "estilo olmeca".
El estilo olmeca se caracteriza por representaciones faciales más robustas y expresivas. Los rostros muestran ojos entrecerrados, comisuras de los labios hacia abajo, una nariz pequeña y un ceño fruncido. Estos rasgos transmiten una apariencia más ruda y enérgica en comparación con las figurillas del Preclásico temprano. Esta representación artística reflejaba la importancia de los grupos en el poder y posiblemente tenía connotaciones simbólicas relacionadas con la autoridad y el estatus social.
Esta pieza presenta una combinación de características de las figurillas del Preclásico temprano y del estilo olmeca del Preclásico medio. Es la cabeza de una figurilla sólida, se encuentra fracturada a la altura del cuello, lo que impide tener información sobre el cuerpo asociado.
La presencia de un baño de estuco en la superficie de la pieza indica que fue decorada, aunque con el tiempo ha sido raspado y desgastado, lo cual dificulta la visualización de sus detalles originales. Además, se aprecia la presencia de pintura ocre en la pieza, aunque esta ha perdido parte de su intensidad y es difícil distinguirla claramente.
La cabeza presenta un trabajo detallado realizado con la técnica del pastillaje y con incisiones. En el rostro, se pueden apreciar distintos elementos característicos. Los ojos están representados mediante dos líneas incisas que forman una V invertida, mientras que la nariz tiene una forma triangular y se une a una pequeña boca con labios ligeramente marcados. La separación entre los labios crea una forma de U invertida, que es una característica típica de la estética olmeca.
En los lados de la cabeza, se encuentran dos formas que representan las orejas, las cuales están creadas por dos medias circunferencias unidas. En la parte superior de la cabeza, se observa un tocado elaborado mediante el pastillaje. Una línea incisa separa el cabello de la frente, y una pequeña tira horizontal recorre toda la parte superior de la figurilla. En la coronilla de la figura, se distinguen dos circunferencias unidas con incisiones, que representan el cabello amarrado.
La pieza es un claro ejemplo de la fusión de las representaciones aldeanas y olmecas, que además revela los cambios políticos, sociales y religiosos que estaban teniendo lugar en ese momento.