Región | Altiplano Central |
Período | Preclásico medio |
Año | 1200-400 a.C. |
Técnica | Modelado, pulido con incisión, esgrafiado y con aplicación |
Ubicación | Bóveda Prehispánico |
No. registro | 52 22 MA FA 57PJ 908 |
Investigador |
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Una vez establecida la forma cerámica, los antiguos alfareros definían el acabado de superficie y las decoraciones que llevarían las vasijas. Realizadas antes o después de la cocción dichos elementos, tendrán un sentido ornamental, simbólico o práctico, según su contexto.
Es el caso del conjunto de cinco vasijas que se han seleccionado, las cuales evidencian un tratamiento cerámico muy característico del Preclásico Medio (1,200-400 a.C.), como es el pulimiento a palillos, el ahumado de algunos ejemplares y la cocción diferencial de las piezas.
Posiblemente, una de las primeras técnicas decorativas que se llevaron a cabo en Mesoamérica es el esgrafiado. Proceso que se realiza una vez que la cerámica ha pasado por el horno, por lo que su vuelve necesario el uso de un instrumento agudo con el que se raspa la superficie para generar las formas y, por tanto, texturas.
Dentro del conjunto seleccionado, en el tecomate clasificado con el número 776, se observan en la parte superior del cuerpo, cercano al borde, dos líneas paralelas que enmarcan una serie de ocho semicírculos, que inician en la parte inferior y se curvan en la superior. El gran detalle de esta, son los trazos irregulares que ostenta, pues evidencia como el encargado de esgrafiarla, intentó generar una línea de un solo movimiento, sin embargo, esto no era posible por lo que, al remarcarla, su orientación cambiaba significativamente.
Otro elemento ornamental destacado y consolidado durante el Preclásico es, sin duda, la incisión. Técnica mayormente vinculada al tratamiento de la pieza precocción, se caracteriza por el uso de una herramienta punzante aplicada a la arcilla húmeda, es decir, con mayor plasticidad, permitiendo que los elementos representados sean más uniformes y equilibrados.
Con este tipo de decoración, se encuentran los tres cajetes del conjunto. El primero cuenta con paredes curvo-convergentes (777), el segundo con paredes recto divergentes (900) y el tercero con paredes curvo convergentes y borde divergente (908).
Pese a que los tres presentan la técnica de incisión como ornamentación, las formas y el detalle de su elaboración son marcadamente distintas. Muestra de ello, se evidencia en la profundidad del trazo, ya que en los cajetes 900 y 908 es muy marcado, mientras que en el 777 resulta apenas ser sutil. Esto, puede indicar el empleo de una herramienta muy aguda o también, la fuerza aplicada al momento de generarla.
La destreza del alfarero también es evidente en el tratamiento, pues falta con observar las piezas 900 y 908 de la selección. En la primera es muy notorio, como la línea cercana al borde es muy irregular, resultado de un movimiento que se hace de una sola vez. Diferente al segundo, donde los trazos, firmes, consideran una sistematización y de cierta manera, el uso de un instrumento que hace las veces de regla de regla, que los guía.
Finalmente, destacamos la decoración por medio de aplicación, la cual está presente en el tecomate (776) y en la copa de base anular (734). Esta se llevaba a cabo previo a la cocción, colocándose por medio de presión sobre la arcilla húmeda lo que permitía adherirse con mayor facilidad.
En el caso de nuestras piezas, se precisan las formas circulares del pastillaje, cuatro de la 776 y nueve de la 734, que, por sus dimensiones, muy probablemente fueron colocadas a partir de los dedos índice y pulgar, visible en la pequeña cresta que sobresale. Si bien, puede tratarse de un elemento ornamental, para ambos casos y con base en la distribución de las aplicaciones, su presencia parece estar más cercana a un fin práctico, es decir, a manera de asas, lo que podría darnos pistas sobre lo que era depositado en los recipientes.
Rep. Aut. I.N.A.H.