El enredo es una prenda femenina típica de los pueblos mesoamericanos, en náhuatl recibe el nombre de cueitl; consiste en un lienzo rectangular que se enrolla alrededor de la cadera y se ata a la cintura con un doblez del mismo o con una faja o tira larga y angosta. El largo y ancho del lienzo varía, al igual que la cantidad y forma de los pliegues que pueden hacerse por delante o en la parte posterior; el de la escultura que vemos es un cruce simple.
De acuerdo con los testimonios plásticos, en la cultura de las tumbas de tiro el uso del enredo se ubica en la zona de Colima y su colindancia con Jalisco; hasta donde conozco, únicamente en el estilo Tuxcacuesco-Ortices se le figuró; en otros estilos al parecer se trata de una falda, es decir, una prenda cerrada, tal vez de uno o dos lienzos cosidos, ya que no se ve la sobreposición de tela o alguna división; muestra una decoración sencilla, por medio de punzaduras en el borde se plasmó un flequillo que remite a un deshilado.
Entre otras materias primas, los enredos y cualquiera otra indumentaria en esta cultura pudieron hacerse con algodón o fibras de agave llamadas ixtle. Como evidencia, en tumbas de tiro de El Piñón, en San Martín de Bolaños, y de Huitzilapa, en Magdalena, ambos sitios en Jalisco, los arqueólogos han encontrado fragmentos de textiles hechos con esos materiales; puede suponerse el empleo de telares de cintura. Hasta donde conozco, en el extenso repertorio iconográfico de este arte no se modelaron tejedoras, pero en las tumbas de tiro, junto a los restos óseos humanos, se han hallado numerosos instrumentos propios de la tecnología para producir textiles, como malacates y punzones de hueso.
En Mesoamérica el tejido de textiles se identifica como una actividad femenina y por ello suele inferirse que el individuo al que están próximos es una mujer. Nuestra escultura además muestra joyería: una gargantilla de dos hilos con punzaduras, cuya identificación es difícil; asimismo, numerosos aros como brazaletes. En particular, los ojos como pastillas circulares y el cabello corto y liso figurado en volumen, con las puntas en línea recta a los lados y atrás, la inscriben en el subtipo “realista ojo ciego” de su estilo Tuxcacuesco-Ortices. Respecto al torso desnudo, conviene resaltar que en este estilo los senos femeninos están poco resaltados o a veces incluso el pecho se ve plano; en este último caso, la identidad femenina puede reconocerse por el atavío, los objetos o las figuras asociadas o la representación de genitales.