La definición del “estilo Mezcala” fue propuesta por Miguel Covarrubias en la década de 1960, al revisar piezas hechas en diorita, calcita, andesita, metadiorita, serpentina, pórfido, anhidrita y silicatos de color verde veteado y jaspeado, desafortunadamente la mayoría de las piezas carecían de datos contextuales, sin embargo, las consideraba originarias de la cuenca del río Mezcala en el estado de Guerrero. Estos objetos se caracterizan por su forma esquemática y rasgos apenas sugeridos, donde agrupa figurillas y máscaras simétricas, figuras hechas sobre hachas petaloides y máscaras planas de obsidiana y piedras duras. Posteriormente, Carlo Gay restringe el término Mezcala a uno de los grupos de Covarrubias, relacionando la forma de las piezas con las materias primas empleadas en su elaboración. Así, él emplea el término de “estilo Mezcala” a las piezas que presentan una simplicidad y abstracción en sus diseños mediante cortes y planos rectos, tendiendo a ser geométricos, mientras que a otro de los grupos lo llama de “estilo chontal” por sus representaciones más realistas o naturalistas y al último lo denomina “estilo Sultepec” donde destacan las narices prominentes o desproporcionadas con respecto al rostro.
La temporalidad de las piezas Mezcala recuperadas en contexto arqueológico es amplia, ya que se han recuperado en sitios cuya temporalidad corresponde al periodo preclásico o formativo (800 a.C.-300 a.C.) de Guerrero como Ahuináhuac, Cuetlahuchitlan, Teopantecuanitlán, y Oxtotitlán, así como también en asentamientos fechados para el periodo Epiclásico (600-900 d.C.) como, Pezuapan, Los Filos-Mezcala, El Bermejal y Carrizalillo, Cueva de los Huaraches y La Organera-Xochipala. Del mismo modo sitios del Posclásico en el centro de México como Tenochtitlán (1325-1521 d.C.) poseen una amplia colección de piezas con estas características.
Este pendiente antropomorfo de piedra verde (probablemente mármol jaspeado o augita), representa un rostro con tocado zoomorfo, al parecer las fauces de una serpiente. Tiene una cara irregular y una cara y paredes convexas. Tiene una perforación bicónica en la nuca en ángulo recto. La pieza presenta diversas incisiones para destacar los rasgos faciales y el tocado. La tecnología detectada en la zona Mezcala se caracteriza por un patrón consistente cuya técnica diagnóstica es el empleo de lajas de andesita para desgastar, para el periodo Formativo se usa obsidiana para cortar y hacer incisiones y en los periodos tardíos como el Epiclásico y Posclásico se detectan para la misma modificación lascas de pedernal. Finalmente, para los acabados se empleaba nódulo de pedernal. Por sus características tecnológicas y morfológicas esta pieza corresponde al periodo Epiclásico.
La pieza parece tener cierta influencia con la zona Mixteca por su similitud con la morfología y la materia prima de la pieza. En este sentido, el empleo de mármol no es frecuente en la zona Mezcala, así como la ejecución del rostro de forma prismática, lo que nos hace recordar a los penates. Sin embargo, las líneas incisas que marcan los rasgos faciales y el empleo de andesita para desgastar son diagnósticos del estilo Mezcala. El tocado zoomorfo esquemático también puede determinar su filiación con la zona de Guerrero.