La obra de Jose Dávila ahonda en las diferentes propiedades de la materia y la forma de ciertos objetos, así como en su carácter simbólico o discursivo, para generar nuevas articulaciones entre ellos. Para esta pieza, concebida para la exposición Pensar como una montaña, presentada en el Museo Amparo de noviembre de 2019 a marzo de 2020, trabajó específicamente con las posibilidades escultóricas y naturales de la piedra en contraposición con las cualidades compuestas del concreto.
Como parte de su práctica artística, Dávila recopila materiales que llaman su atención por sus características formales y estéticas, sin que en el momento de su recolección tengan un fin específico hasta que resultan ser útiles en la composición de algún proyecto. En este caso, echó mano tanto de las piedras que forman parte de su archivo de materiales como de los volúmenes de concreto que trabaja eventualmente en su estudio para realizar distintas pruebas.
Las piedras de este conjunto escultórico provienen originalmente de montañas, incluso aquellas que fueron recolectadas en río, lo que habla del movimiento y fragmentación de estos materiales con el paso del tiempo. Si bien un par de ellas fueron cortadas, su peso, color, forma, rugosidad y solidez muestran el estado más puro de la piedra, sin haber sido tallada, lo que permite apreciar sus características escultóricas en estado natural. Para Dávila, las piedras son esculturas tanto en potencia como en principio, con un origen milenario que se revela en su materialidad.
Por su parte, los pedestales de concreto contrastan con las formas orgánicas de la piedra al ser un material que resulta de las necesidades del hombre. Cada uno es parte de la escultura misma, elemento esencial de la obra, y no un dispositivo museográfico. En este sentido, La singularidad tiene algo de irreal es también un guiño a la colección de piezas prehispánicas del Museo Amparo, específicamente en lo relativo a la antigüedad de las piedras, que incluso pueden ser de origen precolombino, y en el montaje tradicional que suelen tener los museos de antropología e historia para exaltar los valores histórico y cultural de los objetos que exponen.
Sin embargo, en un giro formal que irrumpe en este conjunto de materiales que aparentan conformar un muestrario geológico, un balón de básquetbol completa la composición formal y conceptualmente. El balón es un círculo perfecto y todo lo que las piedras no son: elaborado industrialmente con un material maleable e inflado con aire. Mientras que su lugar dentro de la pieza contrasta tajantemente con las formas irregulares de las piedras, su disposición es una cita directa a la famosa obra Three Ball 50/50 Tank (Two Dr. J Silver Series, One Wilson Supershot, 1985) en la que Jeff Koons coloca tres balones de básquetbol suspendidos en agua destilada.
Como es común en el trabajo de Dávila, las citas y referencias directas a piezas icónicas de la historia del arte permiten generar un encuentro de sentidos que, en este caso, están vinculados con el interés del artista por explorar y hacer evidente la fuerza de gravedad en su trabajo escultórico.
—Referencias
Conversación directa con el artista.
https://museoamparo.com/exposiciones/piezas/234/jose-davila-pensar-como-una-montana
https://revistacodigo.com/arte/entrevista-jose-davila-museo-amparo/
https://terremoto.mx/pensar-como-una-montana/