El arte tiene la capacidad de mostrarnos distintas realidades. Si ponemos atención, en las creaciones de la humanidad los objetos tan cotidianos como una olla o el cuerpo humano, adquieren cualidades fantásticas e inimaginables. En las obras de arte las formas se pueden mezclar, distorsionar, seccionar o modificar libremente, haciéndose un mundo donde el hombre es el creador.
Las múltiples maneras de concebir un objeto son evidentes cuando comparamos las representaciones de distintos pueblos separados espacial o temporalmente. Pero, pocas veces se dio una gran diversidad de formas como ocurrió en el occidente de Mesoamérica. En esta región el arte variaba de un pueblo a otro. En unos cuantos kilómetros se encontraban diferentes formas de representar las cosas y o los seres.
En lo que concierne al cuerpo humano las variaciones eran evidentes, transformándose los rostros, las manos, las posiciones, la decoración e incluso los pies. Esta última parte del cuerpo, que parece ser tan sencilla, adquirió en el occidente múltiples formas. En ocasiones se obvió el pie, dejándose la pierna con una forma cónica; otras veces el pie se remarcó ligeramente y se colocaron pequeñas líneas verticales para representar los dedos; hubo ocasiones en que los dedos se representaron con pequeñas esferas y se colocó un gran talón; otras veces más se detallaron individualmente los dedos del pie, separándolos entre sí.
La primera pieza del número 738 del catálogo de la colección del Museo Amparo representa una extremidad inferior y es una de las variantes que se utilizó en la fase Comala, desarrollado en Colima entre el 100 y el 500 d.C. Este fragmento se caracteriza por tener una forma cilíndrica, con mayor profundidad que anchura, la cual se adelgaza conforme llega a la base. En la parte inferior tiene una ligera saliente que simula el pie, lo cual le daba estabilidad al objeto. Asimismo, en la parte superior se distingue como la forma comienza a proyectarse hacia atrás, mostrándonos que las piernas estaban flexionadas, con los muslos en posición horizontal como se aprecia en muchas de las piezas de esta localidad.
¿Cómo era el resto de la pieza? ¿Qué actitud tenía el personaje? ¿Qué posición tenía? ¿Cómo era su atuendo? ¿Cómo era su rostro? Son preguntas que se han quedado sin respuesta y sólo nos queda un pequeño vestigio de la obra.