La siguiente figura procede de Veracruz y pertenece al llamado horizonte Posclásico, es decir, el periodo que comprende del 800 hasta el 1521 d.C.
El rasgo más evidente de la figurilla es que está incompleta: esta se fracturó en forma diagonal, por lo que solo podemos apreciar parcialmente el hombro derecho y parte del pecho. El individuo representado es, aparentemente, de género masculino y su rostro posee rasgos fuertes: los labios son sumamente gruesos, la nariz es prominente y muy bulbosa, mientras que los ojos son relativamente pequeños. La posición de la boca es inerte, sin embargo, en la frente se percibe cierta expresión ceñuda que más que evocar enojo, parecería ser la forma natural del rostro plasmado en barro.
El personaje tiene los lóbulos horadados y en esta porta enormes orejeras, también posee un collar del que cuelga una especie de placa pectoral donde se observan tres pequeños detalles en bajorrelieve; asimismo, lleva algún tipo de hombrera que bien podría un aditamento que daba soporte y equilibrio al pesado tocado.
El tocado, precisamente, es el elemento más complejo de la pieza, este tiene una primera capa textil que se posa sobre la cabeza del individuo y que desciende sobre el cuello, casi hasta los hombros; es posible que su función fuera proteger la piel y el cabello de los materiales más toscos del ornamento. La cabeza está coronada por una banda horizontal y por un “gorro” cónico rematado por una placa ovalada, a los costados posee una estructura rectangular de la que surge un ornamento posiblemente compuesto por papel plegado, hojas de palma e incluso plumas ricas finamente trabajadas; esta decoración da el efecto de un resplandor que rodea o emana de la cabeza del hombre.
Al parecer, la figura fue diseñada para apreciarse de frente, pues la parte posterior de ésta es totalmente plana. Por otra parte, este rasgo es un indicio sobre la técnica empleada por el alfarero, quien seguramente utilizó una base plana y lisa para modelar el barro.
La pieza posee numerosos detalles pintados que son muy atractivos para la vista, pues se perciben gruesas líneas negras que resaltan ciertos detalles, sobre todo los rasgos faciales: los ojos, los labios, el collar y líneas verticales que complementan la banda que rodea la cabeza. Por otra parte, la placa ovalada que adorna el gorro cónico fue añadida mediante pastillaje.
Las fracturas y la erosión son algunos de los grandes problemas que entorpecen el estudio óptimo de los artefactos cerámicos mesoamericanos. En este caso, es lamentable que la figura haya perdido la mayor parte del cuerpo, pues esto seguramente aportaría más elementos de análisis y comparación. No obstante, esta pequeña cabeza de barro constituye una ventana excelente hacia el complejo y rico arte que procede del actual territorio del estado de Veracruz.