La pieza 655 conjuga dos formas diferentes de representar la masculinidad en Mesoamérica. La primera figura muestra a un hombre delgado en el que se prioriza la idea de la elevada estatura del individuo. Se observa que el objeto estuvo cubierto de pigmento ocre, pues se conservan restos sobre la superficie del barro modelado, no obstante, el tocado posee restos de color rojo.
Las piernas del personaje son muy robustas, lo que contrasta con un par de pequeños pies que carecen de cualquier detalle que insinúe los dedos. El abdomen presenta una ligera curvatura en los costados y en este se realizó una incisión para figurar el ombligo. Los brazos no son realistas, pues son de menor proporción que el resto del cuerpo y carecen de manos.
El cráneo de este hombre presenta deformación de tipo tabular erecta, el cuello es notoriamente alargado y tiene una inclinación frontal que hace que la cara sobresalga del cuerpo. Los rasgos faciales del personaje fueron elaborados mediante incisión: los ojos poseen profundidad, la nariz se percibe anormalmente alzada y debajo de ella se realizó una cavidad que forma la boca.
La figura porta algunos accesorios que son indicios de su elevada posición social: a la cintura lleva un máxtlatl que cubre su sexo y que elaborado mediante la técnica de pastillaje; las orejas están decoradas con un par de ricas orejeras largas y de diseño elaborado y la cabeza resalta por un tocado que, lamentablemente, está incompleto.
La segunda pieza fue elaborada de manera más sencilla y natural, esta presenta una silueta masculina de extremidades bien proporcionadas, cráneo con deformación tabular erecta y restos de pigmento ocre y un poco de rojo en la espalda. Asimismo, el individuo porta dos sencillos atavíos: un máxtlatl de gran grosor y una banda que rodea la cabeza a la altura de la frente.
El rostro de la figura es burdo, este fue detallado por medio de incisiones que simulan los ojos y la boca. Las cejas y la nariz, en cambio, fueron diseñadas por pastillaje y modelado. Aunque los rasgos faciales carecen de detalles refinados, estos guardan una simetría lógica con el resto del cuerpo.
El detalle más distintivo del segundo hombre es una larga cabellera que inicia desde la frente y culmina en el cuello, esta fue marcada con líneas de incisión que simulan la caída natural de un cabello suelto.
Ambas figurillas fueron elaboradas en Tlatilco durante el periodo Preclásico (2500- 500 a.C.), estas muestran a individuos que se diferencian por su representación estética y por los atavíos que portan, indicio de que cada uno pertenecía a un estrato social diferente.