Los sellos prehispánicos son objetos generalmente elaborados en arcilla, que presentan una cara grabada que se caracteriza por ser plana, aunque también se han encontrado en contextos arqueológicos sellos hechos de piedra y en forma cilíndrica; estos últimos reciben el nombre de pintaderas. Estos objetos servían para plasmar la imagen que presentan en una superficie cerámica, tela o incluso la piel. Al igual que otros objetos en Mesoamérica, los sellos se utilizaban desde el periodo Preclásico hasta el Posclásico, y se han encontrado en prácticamente todo el territorio mesoamericano, lo que siempre dificulta su fechamiento, a menos que se encuentren asociados a otros objetos fáciles de fechar.
Las piezas que describimos aquí son dos sellos planos y con espiga. Ésta última sirve para que el sello se pueda sostener con los dedos y presionar fácilmente sobre la superficie en la que se quiere imprimir la imagen. Ambos están hechos de arcilla alisada y los diseños en cada caso se hicieron con incisiones sobre el barro o bien removiéndolo, como ocurre con la pieza 1515. Las piezas fueron modeladas con el contorno de la figura representada.
El sello con el número 1514 representa un ave. Se observa la cabeza, ojos y picos, así como el cuerpo con las alas y las plumas traseras. Todo el cuerpo se encuentra decorado con líneas paralelas y motivos geométricos. Dado que estos objetos se utilizaban para decorar el cuerpo, entre otras cosas, seguramente se utilizaban en fiestas y ritos específicos. Incluso, es probable que los sellos con formas de animales se asociaran a las fechas calendáricas que les correspondían. En este caso, por tratarse de un ave, bien podría haberse utilizado para decorar el cuerpo en los días 15 o 16 de la veintena mexica (tonalpohualli) que corresponden a los signos del águila y los zopilotes, respectivamente.
Por otro lado, el sello con el número 1515 representa una figura zoomorfa, en este caso seguramente un mono. Se observan sus extremidades abiertas, como si estuviera haciendo movimientos de danza o saltos, lo cual no debe sorprendernos pues estos animales se asociaban a la danza y el canto en la cosmovisión indígena. El artista también representó su cola prensil y lo que podría ser una cresta o un mechón de pelo en la cabeza. El animal porta orejeras, lo cual nos remite a su importancia mitológica. Si retomamos la idea de que estos objetos pudieron estar asociados a un uso basado en el calendario, este sello pudo haber estado vinculado al décimo primer signo de la veintena de días del calendario náhuatl y ser utilizado en las ceremonias de este día.
Con ello, podemos observar la importancia de los animales para el mundo prehispánico y nos acercamos a algo tan importante como la decoración corporal, la cual, pese a que no contamos con descripciones o imágenes de estas prácticas, han llegado hasta nosotros los materiales con las cuales se hacían y, de esta manera, podemos acercarnos tenuemente a esta práctica, podemos entender cómo se veían las personas.