Entre las producciones plásticas más abundantes creadas durante el Posclásico se encuentran las figurillas. Es posible afirmar que no existe una excavación, que intervenga un sitio de esta temporalidad, donde no salga una de estas piezas, ya que al menos se encontrará un fragmento de pierna, de brazo o una pequeña cabeza.
La abundancia de esta producción se debía en gran parte a su elaboración por molde. Así que, para realizarlas, se tenía el molde de una figurilla a la cual se le colocaba un fragmento de barro y se presionaba para que la forma de la figura se transfiriera al barro. Posteriormente se le retiraban los excesos de este material y se ponía a cocer. Este proceso permitía sacar decenas de figurillas en un día. Si éstas iban a quedarse sin decoración se dejaban así; en otros casos se les colocaba una capa de cal y, con pintura negra, amarilla y azul, se detallaban las características de las piezas.
Este proceso de elaboración explica, en gran medida, la frecuencia con las que se encuentran las figurillas y las grandes similitudes que tienen. Esto lo podemos distinguir en las piezas 133 y 134. La mejor conservada de ellas es la 133, en la cual se distingue una cabeza con su cabello que simula un casco. La forma de la cara es circular, los ojos se crean con dos formas ovaladas convexas, la nariz se simula con una protuberancia y la boca se forma con una incisión que muestra los labios ligeramente entreabiertos. La cabeza y el torso se unen de forma directa, alcanzándose apenas a distinguir una pequeña concavidad que perfila el brazo derecho, una sección rectangular para el torso y parte del hombro izquierdo. A partir de ahí, la pieza se encuentra fracturada, perdiéndose la parte del torso, las manos y los pies.
Por su parte la pieza 134 corresponde a la cabeza de una figurilla. Tiene un peinado tipo casco. La forma de la cara es circular y los ojos se crean con formas ovaladas convexas. La nariz se realiza con un prisma triangular y la boca tienen una incisión que muestra los labios ligeramente entreabiertos. La pieza se encuentra fracturada en el cuello, por lo que no sabemos cómo era el torso, los brazos, las manos o los pies.
A pesar de ello, podemos ver la enorme similitud entre las dos piezas, las cuales son prácticamente iguales. Ocupan las mismas soluciones para crear el cabello y las partes del rostro, aunque ligeras variaciones en sus proporciones nos indican la elaboración de estas piezas a partir de distintos moldes. A pesar de ello, estos objetos ayudan a ilustrar la producción en molde donde, de uno sólo, se podían sacar miles de piezas idénticas. Aun así cabe resaltar que, tanto la pieza 133 como la 134, debieron de tener un recubrimiento de cal, detallándose las facciones con una línea negra. El cabello se coloreaba con un tono de negro diluido y con un color saturado se pintaban líneas diagonales que simulaban el cabello, el resto del cuerpo tenía elementos con amarillo o azul que le daban una identidad a la figura, ligándolo en ocasiones con un dios y otras con una actividad. A pesar de ello, sólo ha llegado a nosotros una cabeza que ha perdido el resto del cuerpo y con ello la posibilidad de conocer qué representaba.