Esta figurilla modelada en barro representa a un varón sentado a la manera oriental o en posición de flor de loto. Sujeta en sus manos una máscara que presenta ciertas similitudes con su rostro, por lo que se trataría de una máscara funeraria. El personaje tiene el cráneo deformado con una modelación tabular oblicua que se acentúa más si cabe con el diseño del cabello largo y enrollado que cubre su cabeza. En la parte posterior de la cabeza el cabello se va entrelazando mientras que asciende hacia arriba como una torre. Originalmente el cabello debió estar estucado de azul aunque en la actualidad algunas partes han perdido su color.
A pesar de que el rostro está también bastante deteriorado se puede apreciar los ojos almendrados propios de los cráneos modelados y una perilla en su mentón. En su mejilla derecha se advierten escarificaciones en forma de pop, un diseño de nudo que se interpreta como “estera”, el símbolo de poder real.
La máscara que sujeta en sus manos presenta también un signo de estera en la mejilla derecha y en la izquierda otro signo indescifrado. Va adornado con orejeras cerradas con tapones largos y un pectoral con placas colgantes de jadeíta y unas muñequeras realizadas con largas placas del mismo material. La jadeíta era el material de mayor prestigio de los mayas. Su brillo y pulido estaba en relación con los elementos brillantes que ostentaban las divinidades.
La vestimenta del personaje es sencilla. Un faldellín cubre sus piernas hasta las rodillas y va ceñido a la cintura por una gran banda de tela que se ata en la espalda. De esta banda, y sujetas por cordones que se anudan en la espalda, cuelgan dos máscaras a ambos lados de su cintura. Hasta donde sabemos, desde el período Preclásico tardío (300 a.C - 250 d.C.), los mayas se representaban con los rostros de sus ancestros en la cintura. Los antepasados tenían, y tienen en la actualidad, una gran importancia y trascendencia para sus descendientes. A ellos se les veneraba después de su muerte y en muchos casos se les invocaba para solicitar su ayuda en acontecimientos relevantes.
La tercera máscara, la que porta el señor en sus manos, es la más significativa, pues muestra el retrato del protagonista. El cabello pintado de azul con mechones enrollados coincide con el elaborado recogido de la larga cabellera del protagonista, al igual que las escarificaciones del rostro, que también coinciden con las que muestra la máscara de cinturón de su lado izquierdo. Esto sitúa al protagonista en el nivel más alto de la estructura social maya, pudiendo tratarse de un alto dignatario o gobernante.
Surge pues la pregunta ¿es posible que esas escarificaciones distinguiesen un linaje, una línea de sucesión? Pese a que no tenemos certeza de esto, es bastante posible que así fuese, y que lo que muestra en esencia esta figurilla, es la perpetuación de un linaje. Tal vez de una dinastía de linaje real.