Cuchillo de pedernal rosado de grandes dimensiones, que por las concreciones que conserva en su base pudo estar clavado en la tierra o bien unido a una empuñadura por la parte inferior. El pedernal era bastante común en las tierras bajas mayas (aunque no tanto el pedernal rosa) y junto con la obsidiana eran los materiales preferidos por los mayas para realizar este tipo de instrumentos.
El cuchillo es delgado y largo, como algunas de las dagas que exhiben los gobernantes mayas en dinteles, paneles o estelas.
Para realizar este cuchillo era necesario extraer la parte central del núcleo, que lograban mediante percusión y desechando el material sobrante y se retocaba hasta quedar una parte plana, larga y ancha. Después, con una herramienta se presionaba sobre los bordes para que se desprendieran pequeñas lascas haciendo el borde afilado y cortante.
Los retoques indican que algunos de estos cuchillos fueron afilados varias veces para darles usos diferentes, como la extracción del corazón o un uso ceremonial como se advierte en los instrumentos sin huellas de uso encontrados en ofrendas, escondites y ajuares, como parece que es el caso de la pieza que se está describiendo.